Domingo, 3 de junio de 2007 | Hoy
LITERATURA
–Cuando renunció a la nacionalidad colombiana usted envió un texto a Radio Caracol, en cuya página electrónica mantuvieron escuchables los comentarios de los oyentes: no eran muy amistosos con usted.
–Ah, hubo una indignación infinita. Como si la cerrazón del patriotismo tuviera más fuerza que la religión misma. Estos países son más patriotas que católicos: tú puedes insultar más fácil a la Iglesia que a la patria. ¿Y qué es la patria? Una bandera, un himno nacional y un equipo de fútbol. O unos cantantes como Shakira o Juanes, que berrean delante de un micrófono; como les va bien en el extranjero se sienten muy llenos de orgullo. Cómo van a hacer una patria de eso. Tú me puedes decir que la Argentina sea Gardel, o Borges, y lo entiendo; aunque Borges no era patriotero, bastantes cosas tremendas dijo contra este país. Pero no hay derecho a identificar a un país de 40 millones con un equipo de fútbol, unos tarados adultos dándole patadas a un balón, en un estadio imbécil, aullando...
–Su definición del fútbol anda cerca de la de Borges... ¿No volverá a Colombia?
–No he dicho que no vuá volver; para tener la nacionalidad mexicana tenía que renunciar a la otra. Y me parece muy bien; yo he vivido la mayor parte de mi vida en México, éste es el país que me acoge, el que no me ha atropellado. Colombia me ha atropellado hasta donde ha podido, siempre. Que cada quien hable como le va en el paseo.
–¿Como fue aquella estadía en la Argentina, en 1974?
–Me tocó el entierro de Perón: colas inmensas de gente, frío. Y la asunción al poder de Isabelita, como la de la virgen. Estuve aquí tres meses, había venido con una compañía de teatro. Siempre he tenido un concepto de Buenos Aires muy alto, porque la siento como la capital del idioma, más que Bogotá, México o Madrid. Y para mí el idioma, la lengua española, es la patria. Aquí es donde se quiere más a los libros, me siento muy cercano; el lenguaje, incluso, es muy cercano al de mi tierra, Antioquia, por el voseo. Que no se usa en toda Colombia: en la costa hablan de tú, y en Bogotá sólo de usted. Yo siempre he prestado atención a las palabras: las coincidencias son muy grandes y, por lo tanto, también los cauces mentales.
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