El primero en echar leña al fuego de la discusión fue Paone: “Lo interesante de la muestra es que las fotos se editan tal cual las hicimos nosotros, sin que nadie meta mano, lo cual es importante, porque en los últimos años se ha vuelto una mala costumbre retocar las fotos, gracias al maldito Photoshop”. ¿Qué rol juega el Photoshop en el fotoperiodismo? ¿Es el mal fotográfico del siglo XXI? “La manipulación de la imagen mediante el Photo-shop en el fotoperiodismo es inaceptable porque puede desvirtuar la realidad”, afirma Pablo Piova-no, de Página/12. “Atenta contra la esencia del fotoperiodismo, que es retratar la realidad. Aunque es verdad que hoy en día se transformó en el laboratorio.”. Aunque mirado de recelo por los fotógrafos, sobre todo por los que van en busca de “cazar” imágenes de realidad sin manipulación alguna, los fotógrafos reconocen que su uso se ha extendido a todos las áreas, incluso a la del fotoperiodismo. “El Photoshop es una herramienta de edición que lo único que hace es facilitar el trabajo que antes se hacía en un laboratorio tradicional en blanco y negro. Es válido siempre y cuando se utilice para mejorar la calidad de la foto. El problema es que está generalizada la idea de que lo único que hace es adelgazar a la gente o falsear el origen de la foto”, opina Massobrio. Pese a que el uso se ha masificado, ellos no dudan de la peligrosidad que el programa posee en manos equivocadas o sin escrúpulos.

“El problema –puntualiza Cuarterolo– es cuando en los diarios no se utiliza el programa para retocar desperfectos de resolución sino para falsear la realidad.” Sin embargo, no todos eligen demonizar el Photoshop.

“Pasarle a una foto el autolevel (permite equilibrar la luz y el color) también se hacía antes de la llegada del Photoshop. Agregar una pelota de fútbol a una foto con una moneda, también. Eso no tiene que ver con el Photoshop sino con el manejo de la foto que se hace desde algunos medios”, prefiere remarcar Cartasso. “El problema –concluye Piovano– es que el Photoshop hace que todas esas herramientas antiguas se vuelvan más imperceptibles, con lo cual se puede desvirtuar la realidad con más impunidad.”