“Muchos de los autores fundamentales para mí, Yourcenar, Kerouac, Artaud, Proudhon, Bakunin, los leí gracias a editoriales argentinas que entraban clandestinamente en España, y nosotros comprábamos los libros clandestinamente, en librerías que los tenían en lugares apartados”, recuerda José Ribas el papel que desempeñaron los libros argentinos para su generación. “Las editoriales argentinas, mexicanas y colombianas fueron capitales para la formación de cualquier español. Sin estas editoriales, no hubiéramos podido leer nada de lo que leímos. En mi biblioteca, hasta el año ’75, el 80 por ciento de los libros eran argentinos y el 20 por ciento, mexicanos. Incluso tengo la segunda edición de Cien años de soledad, de Sudamericana, que me la regaló mi hermana cuando yo tenía 17 o 18 años.”