Cada año, los preservativos salen a anunciarse jugando con la pasión adolescente, hormonas y fluidos que –se supone– reclaman el comentario desde la tele y el afiche de vía pública. Si en 2006, la marca Tulipán había ideado sus praderas infestadas de conejos, enmarcados en un prolijo arreglo hecho con photoshop, esta vez redobló su apuesta con el narigón y la que padece acné en primer y gigantesco plano, con la leyenda: “Te falta primavera”. La clave cuando caducó el Si alguien te ofrece flores del desodorante, cuando la cerveza prefiere la argentinidad en crisis al parador de moda, cuando la gaseosa transnacional se une al circuito de galerías alternativo (en Mirá como salí) es hablarle al que se queda afuera, tal vez para hacerlo ingresar de una vez por todas en ese campo anhelado que se le negaba, para darle ideas o para ampliar el target de consumo.

“La publicidad de los conejos para el preservativo –opina Daniel Pallares– es una gráfica muy bonita de campo, pero no me gustaba para nada la asociación entre sexo y conejos. El arte es increíble, pero me parece que se quedaron ahí. En cambio, Te falta primavera, la de este año, es interesante: es más identificatoria, más cercana, y con una pequeña revelación. Lo otro es una cosmética muy grande, pero se queda en el código de publicitario a publicitario.” En cualquier caso, el aviso del 2007 en términos de prevención de enfermedades de transmisión sexual se lo lleva el institucional del Triki triki/ Bang bang, con su intento de masificar al destinatario, musicalizando con esa cumbia esponjosa, adictiva que dicta que “si no hay triki triki, rajá”, mezcla de reggaetón y cumbia villera, en escenarios de hotel o casa ocupada, con morochos y morenas bailando con sensualidad. La incógnita es por qué no llamaron al forro por su nombre. “Me parece que hay otras campañas posibles más educativas –cree Tony Waissmann–. Sin ser serio ni fúnebre.... Pero esta es muy liviana. Aunque es imposible que no se te pegue el jingle. No sé si le cambiaron el nombre por qué razón.”

Lo cierto es que la cumbia del triki triki adquiere visos de hecho histórico, convocando a hablar a favor o en contra, pero sonando en todos lados. Se impone por fuera de la lógica de la argumentación, puro ritmo pegadizo para referirse a la prevención del sida: sin duda, una apuesta de riesgo cuando viene desde el Estado. “Yo me quedé pensando –dice Aldo Camchaya, de Ogilvy Perú– si es sólo festivalera, o si ya salió en la televisión.” Cuesta creer en su circulación masiva, aún al publicista acostumbrado a todo. Pero Seto Olivieri prefiere redireccionar el elogio a la campaña del preservativo, mensaje más frontal, con esas caripelas que lo dijeron todo sin palabras: “Siempre las de más verdad en el día de la primavera son las de Tulipán”.