¿Qué explicaciones encuentra al hecho de que el grupo más sanguinario de la historia del Perú haya estado dirigido por maestros?

–Los peruanos respetan mucho la educación, porque no la tienen. Sendero Luminoso se articuló en torno de la Facultad de Ciencias de la Educación. Guzmán, como jefe de personal, decidía quién enseñaba en la facultad, quién se graduaba y adónde iba. Durante diez o doce años se educaron en la universidad los futuros guerrilleros de Sendero.

–Pero la figura del maestro, ligada más a la transmisión de saberes, a lo racional, no congenia con la violencia o parece poco compatible...

–En sus retratos, Guzmán nunca está con un arma, siempre aparece con un libro. Los senderistas hablan de la violencia guiada por el pensamiento del presidente Gonzalo, como lo llamaban a Guzmán, que estaba muy inspirado por Mao, que era un maestro rural. En la Facultad de Educación había muchas mujeres que rápidamente adquirieron un liderazgo gigantesco en la organización. Para la policía las mujeres eran las más sanguinarias, las que daban los “tiros de gracia”. Una de las dirigentes de Sendero me explicó algo muy simple: Perú es un país machista, los hombres son unos inútiles y las mujeres son siempre las que llevan la familia, las que se ocupan del trabajo comunal y de las ollas populares en los barrios pobres. Los hombres son incapaces de llevar adelante un proyecto colectivo más allá de sus deseos personales. Las mujeres siguen siendo el núcleo duro de Sendero Luminoso.