El desfile o presentación en las playas al sur del faro, especialmente en la multisponsoreada Arena Beach, es el paralelo diurno del desbande que se produce en las discotecas. El lunes, la masa de varones empezó a aglutinarse desde temprano frente al escenario dispuesto bajo un sol que quemaba, clamando por la aparición de las chicas Playboy antes de que éstas aparecieran en escena. El ser televisivo, en este caso la actriz Anabel Cherubito desde la conducción, dio el pie a la corte de siete ninfas, conocedoras profundas del in crescendo que siempre suma en este tipo de eventos. Por eso, las chicas desfilaron primero vestidas con minishort de jean y remera anudada al ombligo, para luego irse despojando de todo, jugando con el desnudo total, siempre el límite del topless, sobre todo la morena Hanna, que conformó a la manada que ruega siempre por un poco más, casi hasta entregarlo todo. Por eso Hanna se llevó el primer lugar en una competencia que disputaba un voto hacia el destino final: posar desnuda como tapa de la revista de marzo. El evento playero presenta grandes limitaciones a la concurrencia: la permanencia del público es acotada por la incidencia en sus pieles del sol rajante del enero más cruel, la distancia que media con escenarios más altos y mejor montados quita emoción a la experiencia, pero el marco habilita desnudos parciales de todos los concurrentes, de las chicas y su séquito de gritones eufóricos, lo cual lo asemeja todo a una orgía sin concreción genital pero con igual carga de libido disparada en múltiples direcciones.