Sáb 15.01.2005
futuro

PALEOANTROPOLOGIA: POLEMICO HALLAZGO ARQUEOLOGICO

¿Americanos de hace 50 mil años?

› Por Mariano Ribas

América es un lugar nuevo para la humanidad. De hecho, nuestros orígenes más profundos nada tienen que ver con estas tierras. Al menos, ésa es la historia que se desprende del registro fósil: los restos humanos más antiguos que se han encontrado en el continente apenas arañan los 10 mil años. Un mísero parpadeo en comparación con los 5 o 6 millones de años que ostentan algunos fósiles africanos, que hablan en nombre de los primeros homínidos, pequeñas criaturas bípedas que apenas superaban el metro de altura. Y fue también allí, en la madre patria Africa, donde surgió nuestra especie, el Homo sapiens. Una especie que a poco de asomar sobre la Tierra, hace unos 150 mil años, inició una extraordinaria epopeya expansionista, cuya última estación fue, precisamente, América. Pocas dudas caben sobre esta gran maqueta histórico-evolutiva. Sin embargo, todavía quedan unas cuantas incógnitas que se esconden en las sombras del tiempo. Y una de ellas es tan puntual como significativa: ¿cuándo llegó el hombre a este continente virgen? Hasta hace poco, y a partir de indicios hallados en diferentes regiones, la mayoría de los expertos ubicaba la fecha de ingreso en torno de los 15 mil años. Sin embargo, un arqueólogo estadounidense dice haber encontrado evidencias que empujarían la fecha mucho más atrás. Tanto, que el flamante hallazgo ha desatado una verdadera polémica arqueo y paleoantropológica.

Viviendo en America
Todavía a principios del siglo XX, las teorías más aceptadas decían que el debut humano en América había ocurrido hace tan sólo 3 mil años. Se decía que aquellos pioneros eran asiáticos, y que habían entrado al continente vía Estrecho de Bering, que por entonces era un puente de tierra intercontinental. Pero en 1932, un sensacional descubrimiento pateó el tablero: en una excavación realizada cerca de Clovis, un pueblito de Nuevo México, Estados Unidos, se encontró puntas de piedras talladas, mezcladas con montones de huesos de mamuts. La datación de las piezas, evidente señal de la presencia del hombre por aquellos pagos, reveló que tenían alrededor de 11 mil años.
El resonante episodio de Clovis se convirtió en un caso emblemático, y fue reforzado por muchos hallazgos posteriores, no sólo en América del Norte (donde en 1996, en Oregon, apareció el famoso “Hombre de Kennewick”, de más de 9 mil años), sino también en rincones más australes del continente. En 1985, por ejemplo, fueron desenterrados huesos humanos de 12.500 años de antigüedad en Monte Verde, al sur de Chile. Y en 1999, en las costas de Perú, otra excavación dio con los rastros (fósiles y artefactos varios) de una primitiva comunidad de pescadores que vivieron más o menos en la misma época. En definitiva: hacia el año 10.000 a.C. ya había norteamericanos, peruanos, chilenos y hasta argentinos, tal como sugieren algunas dispersas pistas patagónicas.

Descubrimiento bajo tierra
A la luz de todas las evidencias arqueológicas y paleoantropológicas cosechadas hasta ahora, y teniendo en cuenta, entre otras cosas, los probables tiempos requeridos para desparramarse hasta nuestras latitudes, daba toda la impresión de que los primeros humanos llegaron a América hace 15 o 20 mil años. Pero ahora parece, y sólo parece, que pudo haber sido mucho antes. Y la sospecha proviene de las orillas del río Savannah, en Carolina del Sur, Estados Unidos. Fue allí, en un sitio llamado Topper,donde el arqueólogo Albert Goodyear (Universidad de Carolina del Sur) y su equipo comenzaron una serie de excavaciones en 1998. Entre los hallazgos más jugosos vale la pena mencionar una colección de cuchillas de piedra y las huellas de una fogata datadas en unos 16 mil años. Una buena marca, sin dudas. Pero Goodyear y los suyos no se detuvieron, y siguieron cavando a mayor profundidad. Finalmente, cuando estaban cuatro metros más abajo de la capa de tierra donde habían aparecido las cuchillas y la fogata, tropezaron con unas extrañas piezas de piedra que, según Goodyear, también serían herramientas de fabricación humana. Por regla geológica y arqueológica, lo que está más abajo es más viejo que lo que está más arriba ¿pero cuánto?

La cifra y la polémica
La respuesta llegó poco más tarde, en mayo del año pasado, cuando Tom Stafford, un geoarqueólogo de la Universidad de Wisconsin, analizó algunos restos vegetales encontrados en la misma capa de tierra en la que estaban las supuestas herramientas. La datación de Stafford, basada en trazas de carbono radiactivo, arrojó una cifra sorprendente: 50 mil años. El dato encajaba temporalmente con otros análisis previos de los terrenos que estaban por debajo (más viejos) y por encima (más jóvenes) de aquella capa. La lectura parecía obvia: si esos objetos eran verdaderamente de fabricación humana, pues entonces, ya había gente en América hace 50 mil años. Goodyear estaba convencido de que así eran las cosas. A fines del año recién pasado, su anuncio dio la vuelta al mundo como un rayo y fue publicado en la revista Archaeology.
Lógicamente, ante semejante bomba, los expertos optaron para la cautela. Y teniendo en cuenta las implicancias teóricas, se entiende: “cincuenta mil años es una cifra tremenda y, de confirmarse, nos obligaría a reconsiderar todos los modelos sobre las migraciones del Homo sapiens”, dijo el especialista Eric Powell. Ocurre que, hasta ahora, se creía que nuestros ancestros directos salieron de Africa entre hace 60 y 80 mil años. Y en ese contexto, un arribo a nuestro continente hace 50 mil años parece, en principio, muy temprano.
De todos modos, la clave parece estar no tanto en las confiables dataciones sino en las supuestas herramientas. De hecho, hay quienes piensan que no son tales: “no creo que sean artefactos, sino geofactos (objetos naturales)”, le dijo a Archaeology un desafiante Michael Collins, arqueólogo de la Universidad de Texas. La polémica está planteada, y para aclarar los tantos serán necesarios nuevos exámenes a las piezas desenterradas, e investigaciones más profundas en la zona del hallazgo.
El esfuerzo científico valdrá la pena: al fin de cuentas, se está tratando de fechar el verdadero descubrimiento de América, todo un hito en la gran historia de nuestra valiente especie.

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