Sáb 12.02.2005
futuro

COMPUTACION DISTRIBUIDA: HACIA LA SUPERCOMPUTADORA VIRTUAL

Uno para todos y todos para uno

Por Pablo Castagnari

Aunque el saber popular no lo deje en claro, que la unión haga la fuerza depende del tipo –por así decirlo– de unión. O de sus elementos: una hormiga, por ejemplo, puede tolerar hasta cincuenta veces su propio peso, pero da escozor de sólo imaginar codo a codo a tres, cuatro o diez de las más estoicas pisoteadas por 150, 200 o 500 de sus pares. Algo similar ocurre con las computadoras hogareñas prontas a que la vorágine informática las vuelva obsoletas. Además de almacenar poco más que el sistema operativo y algunos programas básicos, son capaces, en conjunto, de procesar información a mayor velocidad que cualquier otra máquina conocida hasta el momento: billones y billones de operaciones por segundo.

Son las supercomputadoras virtuales, verdaderos emblemas de la eficacia informática, si por ésta se entiende la utilización conveniente de todo ese tiempo en que las terminales suelen estar encendidas y conectadas a Internet sin que los usuarios hagan uso de ellas. La unión hace la potencia entonces en el mundillo de lo que se llama “computación distribuida”: alcanza con estar conectado y tener un equipo provisto de cierto software para participar de alguno de los varios proyectos que en los últimos años han comenzado a proliferar en la red de redes, todos con pretensiones megalómanas y universales.

Carpe diem

Aprovechar el tiempo que se pensaba inútil, y sólo mediante la descarga de un protector de pantalla gratuito que hace lo suyo sin que uno se entere: una máxima publicitaria que hasta el momento nadie ha negado. Gigantes informáticos como Intel y Microsoft ya han unido su nombre a investigaciones que ellos mismos bautizaron “filantrópicas”. Intel Philanthropic Peer-to-Peer (par a par), por ejemplo, se llamó el proyecto que entre abril de 2001 y enero de 2002 financió los estudios sobre cáncer que la Universidad de Oxford y la Fundación Nacional para la Investigación del Cáncer de Estados Unidos había iniciado. Meses más tarde, los objetivos se extendieron, Microsoft se sumó al patrocinio y el cáncer fue reemplazado, sin que los miles de usuarios que prestaban el tiempo libre de sus computadoras lo supieran, por el estudio de las toxinas que libera el ántrax a su paso.

Para colaborar con ambos, los solidarios internautas sólo tuvieron que descargar de la página de Intel un salvapantalla y ejecutarlo. Desde ese instante, mediante el empleo de la memoria disponible, el programa comenzaba a trabajar con datos asignados por una computadora central. Una vez completado el ciclo de procesamiento de la información, cada terminal debía enviar los resultados al centro de datos de United Devices (otra megaempresa de la informática) que le fijaba un nuevo paquete de tareas a realizar. Se estima que cerca de 1,5 millón de usuarios ha “donado” al proyecto el tiempo libre de su PC unas 700 millones de horas, o sea, unos 80 mil años. Más espectacular aún es la cantidad de información que todas esas computadoras unidas fueron capaces de procesar: 50 teraflops (billones de operaciones por segundo), catorce más que lo soportado por el Japan Earth Simulator, la computadora más potente del mundo, utilizada para medir y prevenir reacciones geológicas.

Sin embargo, pese a los siderales números manejados por el proyecto filantrópico de Intel, la iniciativa más popular de computación distribuida es SETI@home (www.setiathome.ssl.berkeley.edu), lanzada en 1998 con el fin de rastrear señales de inteligencia extraterrestre en la información captada desde el radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, una superantena que recibe todo tipo de ondas electromagnéticas delespacio exterior. Los datos se procesan en las computadoras hogareñas para encontrar determinados patrones, series ordenadas según alguna secuencia lógica o repeticiones. Con una potencia de 15 teraflops y cinco millones de usuarios en 226 países, SETI es por el momento el proyecto de mayor convocatoria y su éxito ha contribuido a la creación de numerosos proyectos “@home” (en casa), como Genome@home (www.stanford.edu/group/pandegroup/genome, para entender el funcionamiento de los genomas y su aplicación en medicina), Folding@home (www.folding.stanford.edu, para estudiar el plegamiento de las proteínas y las enfermedades asociadas) y FightAIDS@home (www.fightaidsathome.scripps.edu/download-FAAH.html, para colaborar en el descubrimiento de un remedio contra el sida).

Done aquí

Einstein@home, la que eventualmente podría haber sido la dirección de correo electrónico del científico, es hoy el nombre de uno de los proyectos más ambiciosos de la informática aplicada. Se trata de sumar computadoras personales para que en conjunto procesen la información recibida desde el espacio por el Observatorio de Ondas Gravitatorias por Interferómetro Láser (LIGO) de Estados Unidos y el Observatorio Geo 600 de Alemania. En ambos se investiga desde el año 2000 las ondas gravitatorias que Einstein predijera en su teoría general de la relatividad, que hasta el momento nunca han sido probadas de manera directa.

En estos estudios que juntos llevan a cabo los institutos tecnológicos de Massachusetts y de California se emplea un sistema que combina láser y espejos, capaz de detectar deslizamientos en el espacio del ancho de un átomo. Se supone que estrellas de neutrones y pulsares podrían poner en evidencia las ondas gravitatorias, dado que harían vibrar como un timbre los detectores. El problema, aun con las posibles fuentes identificadas, está en que el 99,9% de las vibraciones que se sienten son meros ruidos. Ahí pues comienza el papel del millón de voluntarios que deberán conseguirse: discriminar lo que no sirve de lo que puede rescatarse.

Por el momento, el programa protector de pantalla que debe descargarse está en versión beta (de prueba). Como el proyecto forma parte del Año Mundial de la Física, que se extenderá durante todo 2005 (al cumplirse el centenario del llamado “Annus Mirabilis”, en el que Einstein publicara sus cinco más importantes artículos), se espera que a más tardar en marzo ya esté disponible su edición final. Sin embargo, la convocatoria ya se ha iniciado para todo aquellos que quieran participar: basta escribir su dirección de correo en www.physics2005.org/cgi-bin/wyp.cgi?ID=1000, y esperar ser llamados para donar aquel “bien” tan preciado, tan remoto y escaso llamado tiempo.

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