LOS DIEZ MEJORES MOMENTOS CIENTIFICOS DE “LOS SIMPSON” Y “FUTURAMA”
En sus 18 años, los Simpson descascararon la cultura popular. Se metieron con la violencia familiar, la homosexualidad, las drogas, la muerte, el calentamiento global, la contaminación, el alcoholismo, la religión. Y, como su serie hermana, Futurama, hicieron foco sobre la ciencia para construir un universo verosímil y furiosamente amarillo.
› Por Claudio Sánchez
Una de las características más destacadas de Los Simpson es la infinidad de guiños que pueden encontrarse en cada capítulo: a la política, a la literatura, al cine... y también a la ciencia. Tan presente está la ciencia a lo largo de los más de 400 episodios de la serie que uno podría creer que han sido escritos por científicos. Y no se equivocaría: muchos de los guionistas de Los Simpson tienen títulos universitarios en las diversas áreas de la ciencia: hay doctores en matemática, ingenieros, licenciados en física y por lo menos un profesor de la Universidad de Yale.
Las referencias a la ciencia son más frecuentes aún en Futurama, también creación de Matt Groening. Muchos piensan que el limitado éxito de esta serie (comparado con el de Los Simpson) se debe, justamente, a que es demasiado cerebral. El equipo de guionistas alguna vez se planteó si tenía sentido incluir referencias tan sutiles, que solamente son detectadas y entendidas por el uno por ciento de la audiencia. Aludiendo al 99 por ciento restante, uno de los guionistas dijo: “¡Peor para ellos!”
En medio de la manía desatada por el estreno de Los Simpson, la película, la centenaria revista Nature acaba de publicar una lista con los diez mejores momentos científicos de la serie. Desde Futuro ofrecemos nuestro propio ranking de momentos científicos de Los Simpson y Futurama.
A través de una discontinuidad en el espacio tiempo, Homero pasa a la tercera dimensión (él es un dibujo de dos dimensiones). El universo 3D aparece como un escenario de la película Tron, rodeado de figuras geométricas y fórmulas matemáticas. Una de esas fórmulas es 178212 + 184112 = 192212 que, de ser cierta, violaría el Ultimo Teorema de Fermat, demostrado en 1995, tres siglos después de ser enunciado. En realidad, la igualdad es aproximada: hay una diferencia a partir de la décima cifra significativa. Este “contraejemplo” fue obtenido con un programa escrito por David Cohen, guionista de Los Simpson y master en Computación por la Universidad de Berkeley.
Durante una excavación encuentran lo que parece ser el fósil de un ángel. Las opiniones al respecto se dividen entre Lisa, que cree que se trata de un fraude o un error, y el resto del pueblo, que piensa que el fósil demuestra la existencia de los ángeles. Estos inician un movimiento anticiencia, el que, en opinión de Ned Flanders, “es una bocaza que te arruina la película contándote el final”. El episodio cuenta con la aparición del paleontólogo y divulgador Stephen Jay Gould que, a pesar de comprobar que el fósil es un fraude, calla en atención a intereses comerciales: el ángel es un truco publicitario de un shopping de próxima inauguración.
A partir de una carta suya publicada en el diario de Springfield, Lisa es invitada a formar parte de la filial local de Mensa, la organización de personas con alto coeficiente intelectual. El grupo forma una junta de gobierno que fracasa, dado que en Springfield la inteligencia no es garantía de capacidad de gestión. En el clímax aparece el físico Stephen Hawking en su silla de ruedas. Cuando el director Skinner se hace eco de las palabras del científico, el autor de Breve historia del tiempo se queja: “No necesito que nadie hable por mí... excepto esta máquina”, en referencia a su sintetizador de voz. El apellido del director también tiene un significado científico: alude al psicólogo conductista B. F. Skinner.
Las travesuras de Bart desencadenan una huelga de maestros y todos los chicos de Springfield disfrutan de sus vacaciones inesperadas ante la ausencia de clases. Menos Lisa, que trata de aprovechar el tiempo estudiando por su cuenta y con sus propios proyectos escolares. Uno de esos proyectos consiste en una máquina de movimiento continuo que, en opinión de Homero, no sirve: anda y anda sin parar. Decidido a poner las cosas en su lugar, Homero le ordena a su hija: “¡Lisa, en esta casa respetamos las leyes de la termodinámica!”
Bart y Lisa se entretienen tirando líquidos en la pileta del baño y jugando a ver cuál llega primero al desagüe. Bart se da cuenta de que Lisa gana todos los juegos porque los líquidos giran en sentido antihorario. Su hermana le dice que siempre es así en el Hemisferio Norte, “por el efecto Coriolis”. Esta vez Lisa está equivocada. El efecto Coriolis es una desviación que se produce cuando algo se mueve sobre un cuerpo en rotación. Es el responsable de los giros en los tornados y las corrientes marinas, pero es demasiado débil como para influir en un desagüe. Sin embargo, Lisa tiene razón cuando dice que la desviación tiene sentidos opuestos en cada hemisferio.
En este episodio nos enteramos de que Bender (el robot quejoso) es el hijo número 1729 de su madre. Este número es conocido por una anécdota que reúne al matemático inglés Hardy y su colega indio Ramanujan. En una ocasión, Hardy comentó que había tomado el taxi número 1729. “Un número bastante aburrido”, agregó. “Por el contrario”, contestó Ramanujan. “Es el menor número que puede expresarse como suma de dos cubos, de dos maneras distintas.” Efectivamente, 1729 = 13 + 123 = 93 + 103. Ken Keeler, uno de los guionistas de este episodio y que además es doctor en matemática aplicada y master en ingeniería electrónica por la Universidad de Harvard, dijo que este guiño matemático justifica todos sus años de estudios universitarios.
Amy y Fry salen a dar una vuelta por el planeta Mercurio, pero su auto se queda sin combustible junto a un cartel que señala la proximidad de dos estaciones de servicio, cada una a 7600 km de distancia, en direcciones opuestas. Como la circunferencia de Mercurio es de aproximadamente 15.200 km, resulta que el cartel no señala dos estaciones de servicio sino una sola, ubicada en los antípodas del lugar.
Bender es detenido por robar en una tienda y a Fry le faltan unos centavos para pagar la fianza. Entonces recuerda que tenía 93 centavos en su antigua cuenta de ahorro. En el banco le informan que su dinero, capitalizado tras mil años (el tiempo en el que estuvo congelado) al 2,25 por ciento de interés anual, alcanza ahora a cuatro mil doscientos millones de dólares. Esa es, justamente, la cantidad que resulta de aplicar las reglas de cálculo de interés compuesto.
Fry, Bender y Leela deben huir de unos robots que los persiguen. Para eso se esconden en un cine donde pasan una película en 3D, esas que deben verse con anteojos especiales, de dos colores. Todos disfrutan del espectáculo, menos la cíclope Leela, que apoyando alternativamente los cristales rojo y azul sobre su único ojo, se queja: “¡El mío no funciona!” Por supuesto, con un solo ojo ella no puede percibir el efecto tridimensional.
Bender conoce a Flexo, un robot igual a él. Al presentarse, dan sus números de serie: 3370318 para Flexo y 2716057 para Bender. Estos números provocan la risa de ambos robots que, ante el desconcierto de sus amigos, explican: “¿No se dan cuenta? Los dos somos expresables como suma de cubos”. El número de Flexo es igual a 1193 + 1193. El de Bender es igual a 9523 + (-951)3. ¿Cuántos entusiastas se tomaron la molestia de verificar esto?
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux