Sábado, 28 de junio de 2008 | Hoy
DESDE ISRAEL, (NANO)PAN, (NANO)AMOR Y FANTASIA
La Universidad de Tel Aviv, el Instituto Weizmann y el Technión de Haifa han puesto a Israel a la vanguardia de la nanotecnología –disciplina considerada estratégica para el flamante Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva argentino–. Ori Cheshenovsky, director general del Centro de Nanociencia y Nanotecnología de la Universidad de Tel Aviv, reflexiona sobre los logros y las consecuencias que éstas podrían acarrear.
Por Abraham Ender
Con el hallazgo de cómo almacenar memoria en un cultivo de neuronas vivas, se ha dado un paso trascendente para la construcción de chips con materia orgánica, alimentando aún más el concepto de nano-bio-bots, nanomáquinas autoensamblables que pueden cultivar sus propios músculos de células extraídas de animales vivos, borrando la barrera entre organismos vivos y máquinas.
Paradójicamente, esto parecería confirmar los temores y las críticas recogidos por ETC Group, ONG de vigilancia social sobre estos temas (www.etcgroup.org) cuando, en un informe de 2006, titulado “Medicina Nanológica, Aplicaciones médicas de las nanotecnologías: ¿Cuál es su impacto en las comunidades marginadas?” apuntan: “Las nuevas tecnologías nanoescalares... pretenden que nuestros cuerpos serán más fuertes, más hábiles, más duraderos”.
El peligro radica en que definir el significado de estar sanos o ser humanos dependería de la “industria del refinamiento”, lo que conduciría a una era con dos niveles de humanos: el Homo sapiens y el Homo sapiens 2.0. ¿Cuántos de nosotros estamos listos para ser un Homo sapiens 2.0?
En esta entrevista, Cheshenovsky, físico-químico, con casi 30 años en la investigación atómica y ahora en nanomateriales, destierra varios mitos adversos sobre la nanotecnología.
–Hemos centrado nuestras investigaciones en tres grandes focos: 1) sintetizar nuevos nanomateriales; 2) utilizar esos nanomateriales para fabricar máquinas, sistemas óptico-eléctricos y bioaplicaciones y 3) utilizarlos para nuevas aplicaciones, por ejemplo, en la acumulación y conversión de energía. El Centro coordina cuatro facultades: Ciencias Exactas, Ingeniería, Ciencias de la Vida –biología y medio ambiente– y Medicina y provee el marco intelectual para la investigación interdisciplinaria, así como la infraestructura física. Nuestros objetivos primordiales son la energía renovable, a partir del desarrollo de microbaterías de alta densidad con los nuevos nanomateriales junto a las nuevas técnicas de fabricación y la utilización de reacciones genéticamente modificadas para preparar, biológicamente, células solares. Otro gran objetivo es el revestimiento biofísico, es decir, la interacción de revestimientos físicos con sistemas biológicos. Otro número grande de investigadores centra sus esfuerzos en magnetismo, superconductividad y ferroelectricidad en escala nanométrica.
–Yo me concentro en el desarrollo de nuevas técnicas para observar y caracterizar materiales en escala nanométrica, que permite investigar nuevos materiales para el desarrollo de nuevas aplicaciones. Además, coordino los equipos de investigación. El profesor Patolsky –que nos oficia de traductor– participa en el desarrollo e investigación sobre revestimientos, como en el caso de la pill-cam, la píldora-cámara que recientemente fuera lanzada al mercado y causara un impacto importante. Se trata de lograr revestimientos amigables con el organismo humano.
–Aunque le parezca mentira, la parte más importante la recibimos de Argentina. Una de las patentes acreditadas a la Universidad de Tel Aviv y su Nano Centro han sido las células biosolares y los nanobiosensores electroquímicos. Obtener patentes es muy importante para garantizar fondos de investigación.
–Siempre existen peligros cuando se emprenden investigaciones. Pero la nanotecnología es segura. Por cada material nuevo que investigamos, paralelamente se investigan posibles peligros. Ud. verá que aquí, inclusive, los investigadores utilizan escafandras. Y respecto de las consecuencias, los primeros en sentir los impactos positivos son, precisamente, los más pobres. Le doy un ejemplo: en medicina, la mayor parte de la nanociencia se aboca al desarrollo de implementos de diagnóstico temprano de bajo costo. No se trata ya de desarrollar remedios sino de prevenir el desarrollo de enfermedades. Otro ejemplo lo tiene con el tema de la energía. El precio del petróleo ha disparado los precios de los alimentos. Bien, el Instituto Weizmann ha desarrollado un nanolubricante para aviones que, además de ser no contaminante, es mucho más barato que el común. Estamos abocados al desarrollo de energías baratas y no contaminantes; esto significará alimentos y bienes en general, más baratos y accesibles. También estamos trabajando en el desarrollo de paneles solares a partir de algas, lo que hará accesible la energía eléctrica limpia a poblaciones que hoy carecen de ella. El costo de la instalación y de la generación será ínfimo. ¿Más ejemplos? El Agua Ultralimpia, un nanosistema de purificación que logra la sustracción de aceites, líquidos orgánicos, partículas, biomoléculas, microbios y tóxicos contaminantes; hasta aquí, el sistema más económico que se ha desarrollado. Las críticas en este sentido están equivocadas.
–Yo veo tres campos que van a ser los más importantes: la medicina, la agricultura y la energía. En medicina habremos alcanzado las metas propuestas en dos direcciones: el diagnóstico temprano y el “target directo” para curar. En diagnóstico temprano estamos desarrollando un nanochip de silicona con cientos de detectores para distintas enfermedades. Imagínese que debe ser muy sensible para poder realizar un barrido completo y detectar la incubación de una, dos o tres enfermedades entre cientos de ellas y, además, ser amigable con el organismo humano. El “target directo” significa crear unidades para atacar lugares específicos con una acción terapéutica concreta, algo imposible con la química simple. La agricultura, contando con las aplicaciones nano para riego en lugares secos, tendrá un boom que será trascendente y luego los nanobiocombustibles, que reducirán la contaminación a cero –gracias a su capacidad de acumulación en pequeñas unidades y a su capacidad de conversión–, los hará accesibles para todo tipo de uso.
–No conozco muy bien la realidad de esos países, pero entiendo que ellos deben aprovechar, de todas las formas posibles, el camino que nosotros ya hemos recorrido. Argentina y Brasil van a poder adelantar mucho en este terreno cuando tengan más colaboración. En este sentido yo creo que deberían aprovecharnos.
–Escríbalo bien claro: la nanotecnología va a resolver la mayoría de los problemas de hoy. Las aplicaciones son mucho más baratas que todo lo que hasta aquí hemos conocido. Es necesario divulgarla.
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