futuro

Viernes, 30 de agosto de 2002

OPINION: DE LOS MITOS DE AYER A LA RADIACTIVIDAD DE HOY

Historias de Plutón

Por Eduardo A. Mari *

El dios de los muertos y rey de los infiernos, Plutón, hijo de Saturno y hermano de Júpiter y de Neptuno, era el más malvado del Olimpo. Era el dios de la minería y de todo lo que estaba bajo tierra: los mineros debían hacerle sacrificios para que les permitiera extraer el oro. Por ello Plutón era también dios de la riqueza (y hoy en día el prefijo “pluto” significa riqueza: plutocracia, gobierno de los plutócratas o ricos). Muchos siglos después, Plutón resurgió de las profundidades de la Tierra de la mano del geólogo James Hutton, autor de la Teoría de la Tierra (1785), para refutar la teoría del prusiano Abraham Gottlob Werner de que la corteza terrestre se había generado a partir del agua (doctrina del “neptunismo”). Hutton desarrolló su teoría del “plutonismo”, según la cual en el centro de la Tierra habría un fuego central que fundiría las rocas, y luego éstas, al ascender hacia la superficie empujadas por la gran presión interna, se habrían cristalizado dando origen a los minerales y rocas que conforman la corteza terrestre. Así fue como Plutón se introdujo en el ambiente científico, y sus posteriores andanzas tienen este origen.

Planetas y elementos
En el siglo XX, un joven astrónomo norteamericano, Clyde William Tombaugh, buscaba un nombre para bautizar a un pequeño planeta que había descubierto en los límites del sistema solar, luego de largas y perseverantes observaciones. En 1930 se hizo la comunicación oficial y al nuevo planeta se le dio el nombre de Plutón, por ser hermano de Neptuno. Las cosas sin embargo no han sido sencillas con el planeta Plutón y las singularidades de su órbita aún no se han explicado completamente. El hecho es que Plutón saltó así, desde las profundidades de la Tierra hasta los confines del sistema solar, al punto de que la NASA está programando enviar una nave espacial para visitarlo.
El nombre de Plutón siguió en cartelera. En diciembre de 1940, en la Universidad de Berkeley, el equipo de Glenn Seaborg anunció el descubrimiento de un nuevo elemento, que fue bautizado plutonio (Pu) simplemente porque seguía al neptunio, descubierto hacía poco. Seaborg y su grupo obtuvieron diversos isótopos, hasta un total de 20, todos ellos radiactivos, es decir, ninguno estable. Varios de ellos tienen una vida media particularmente larga, especialmente el 239, con 24.360 años. Investigaciones posteriores permitieron encontrar muy pequeñas cantidades (trazas) de isótopos del plutonio en minerales de uranio, pero puede decirse que hasta el momento del descubrimiento de Seaborg no había plutonio en la corteza terrestre. Sesenta años después, la cantidad de plutonio existente en el mundo se estima en por lo menos 1.700 toneladas distribuidas entre varios países, cantidad que sigue en aumento. ¿Cómo pudo ocurrir esto?
Apenas descubierto el plutonio, y ya en plena carrera por la bomba atómica, sus propiedades como explosivo se revelaron mucho más “eficientes” que las del uranio: la masa crítica del U 235 era de unos 50 kg, mientras que la del Pu 239 parecía ser, según los cálculos, bastante menor. En 1942 se preparó la primera cantidad de plutonio en escala de laboratorio, y comenzaron a estudiarse intensivamente sus propiedades químicas y toxicológicas. La prueba en escala “humana” tuvo lugar en agosto de 1945: el día 6 fue bombardeada Hiroshima con una bomba atómica de uranio, y el día 9 lo fue Nagasaki, con una bomba atómica de 10 kg deplutonio. De allí en más el Pu fue el preferido a la hora de fabricar bombas.

Plutonio residual
El Pu 239 es normalmente generado en las centrales nucleoeléctricas, pero para hacer una buena bomba la pureza del Pu 239 debe ser por lo menos del 94 por ciento, calidad bastante superior a la contenida en los residuos de alta actividad producidos por las centrales. Y el costo de esta purificación es elevado. Se optó entonces por montar reactores para obtener Pu de “pureza nuclear” para uso bélico exclusivamente, con lo cual la acumulación de este elemento comenzó a adquirir importancia. Con el fin de la Guerra Fría y de los pactos entre EE.UU. y URSS, luego Rusia, comenzaron a desmontarse las bombas, y la cantidad de residuos radiactivos conteniendo cantidades variables de plutonio con diferentes composiciones isotópicas creció vertiginosamente. A su vez, la aparición de reactores llamados “reproductores” –una locura tecnológica porque producen más Pu del que consumen– ha terminado por agravar el panorama.

Panorama actual
A comienzos del siglo XXI, tenemos en el mundo plutonio de tres orígenes: el contenido en los residuos radiactivos provenientes de las plantas nucleoeléctricas, el contenido en los residuos radiactivos provenientes de la fabricación de bombas y explosivos, y el proveniente del desmantelamiento gradual de los arsenales nucleares. Se trata de materiales que van de Pu 239 casi puro hasta las mezclas más complejas con otros radionucleidos, muchos de ellos de altísima toxicidad. No hay un acuerdo a nivel internacional sobre qué hacer con ellos, pero las opciones parecen ser dos. La primera es la inmovilización de los residuos radiactivos en una matriz vítrea de alta estabilidad, y su enterramiento en zonas consideradas “geológicamente seguras”. Debe acotarse aquí que esta seguridad no puede ser garantizada por nadie, ya que implica períodos de tiempo de miles de años. Esto ya se está haciendo, luego de grandes inversiones en investigación y desarrollo, en las tres plantas de vitrificación existentes en la actualidad: en Francia (La Hague), Bélgica (Mol) e Inglaterra (Harwell). Estados Unidos y Rusia están construyendo plantas similares. La segunda opción es “quemar” el plutonio en los nuevos reactores del tipo MOX (de “metal-oxide”, mezcla de óxidos de uranio y plutonio), desarrollados fundamentalmente en Europa. Por supuesto que estos reactores MOX producen también residuos radiactivos, pero con menos Pu; estos residuos deberán a su vez inmovilizarse...
Y aunque se cerrasen mañana mismo todas las usinas nucleares y las fábricas de bombas, la solución al problema del plutonio y de los residuos radiactivos en general involucrará a varias generaciones. Mientras tanto, el plutonio sigue creciendo y navegando por los siete mares custodiado por expertos. Y el mito de Plutón sigue siendo noticia, como símbolo de destrucción, muerte, poder y riqueza.

* Doctor en Química.

Futuro mantiene este espacio abierto para que los científicos argentinos cuenten en qué están trabajando o expresen sus opiniones.

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