PRIMATE DE HACE 12 MILLONES DE AñOS CERCANO AL ORIGEN DE NUESTRA FAMILIA
Complementando la nota principal de esta entrega de Futuro, aquí aparece el relato sobre la aparición de un nuevo fósil que en una de ésas podría alterar las genealogías más o menos aceptadas hasta ahora. Todo dicho muy cautelosamente, y con un cuidado extremo.
› Por Martin Cagliani
Con el cimbronazo de los “grandes descubrimientos”, hace unas semanas, la presentación en sociedad del fósil Darwinius masillae, Ida para los amigos, armó un flor de revuelo por haber sido llamado “el eslabón perdido” entre los humanos y el resto de los primates. Pero resulta que los bombos y platillos con que fue anunciado su hallazgo no fueron más que eso, ya que en realidad no se trataba de ningún “eslabón perdido” ni ancestro común de nadie.
Pero ahora, sin tanta fanfarria, y con sus descubridores pidiendo moderación, acaba de darse a conocer la existencia de un primate fósil de 12 millones de años, y que sí podría arrojar luz sobre el origen de la familia de homínidos, a la que pertenecen los orangutanes, chimpancés, gorilas y nosotros.
También se le ha puesto un nombre amistoso, Lluc, y uno científico, Anoiapithecus brevirostri. Lo más interesante de este fósil descubierto en Cataluña es que sería un “hermano” de los primeros homínidos, por lo que aporta datos sobre cómo habrían sido esos antepasados. Y lo más aventurado es que se habrían originado en el área del Mediterráneo.
Los restos fósiles de gran parte del rostro y la mandíbula de Lluc fueron descubiertos en 2004 en Abocador de Can Mata, localidad ubicada en Els Hostalets, un municipio de Barcelona. El trabajo con los restos estuvo a cargo de científicos del Institut Català de Paleontologia (icp.cat), dirigidos por Salvador Moyà-Solà, y los resultados de su estudio fueron publicados recientemente en Proceedings of the National Academy of Sciences.
Lo primero que llamó la atención fue su rostro, de donde viene el nombre de la especie brevirostri, que en latín sería algo así como morro corto. El rostro más plano como rasgo distintivo es muy importante para el estudio de la evolución de los primates, de los cuales nosotros, los Homo sapiens, somos los que tenemos la cara más chata.
Los demás primates tienen más o menos morro, y esa característica es la que los acerca, o los aleja, de nosotros. Por ejemplo, los orangutanes, chimpancés y gorilas tienen un morro más corto, por eso forman parte de nuestra familia Hominoidea.
El origen de nuestra familia no resulta del todo claro para los paleontólogos. El registro fósil de los que se cree podrían ser los ancestros de este grupo es muy fragmentario. Con el descubrimiento del Anoiapithecus brevirostris se puede acercar este origen a unos primates fósiles conocidos como kenyapitecinos, que fueron de los primeros en salir de Africa –hace unos 15 millones de años– para asentarse en algunas regiones de Europa y Asia.
Según los investigadores catalanes, A. brevirostris sería un descendiente de esos primeros emigrantes y su gran parecido con los homínidos les hace pensar que estos últimos se habrían originado en Eurasia, y no en Africa como se creía hasta ahora.
Esto pone en juego una teoría que hasta ahora no tenía demasiada fuerza, pero que viene sumando adeptos desde hace algunos años: “Vuelta a Africa”. Así los investigadores creen que la gran separación existente entre los homínidos, los pongidae (orangutanes) y los homininos (nosotros y los demás), habría surgido en Eurasia. Y varios millones de años después habrían regresado a Africa dando lugar a la evolución separada de chimpancés, gorilas y las primeras especies de Homo, género del que somos el último representante en pie.
Mediante estudios genéticos se ha establecido que el último antepasado común entre chimpancés y humanos debe haber existido entre 6 y 7 millones de años atrás. Pero hasta el momento no se han descubierto fósiles de esa época que presenten rasgos transicionales, que indiquen que es el ancestro común compartido por humanos y grandes simios.
Por eso es tan importante el hallazgo de los restos de A. brevirostris con sus 11,9 millones de años. Precisamente son sus rasgos –tan parecidos a los de homínidos posteriores– los que permiten aventurar su cercanía con ese ancestro que algunos llamaron “eslabón perdido”.
Es necesario aclarar que “eslabón perdido” es un término mediático y no científico, ya que la evolución no es lineal, no son todos eslabones pertenecientes a una cadena, o escalones de una escalera. Tal vez, las formas de un arbusto sirvan de ejemplo para graficar la evolución de las especies.
Y es aquí donde el fósil catalán se vuelve importante porque aporta información de cómo podría haber sido la especie que se ubica en la separación de las ramas que dieron origen a humanos y simios. Incluso el término “ancestro común” simplifica demasiado el concepto: la evolución puede admitir varios ancestros.
En su artículo los autores proponen una hipótesis más aventurada, que es ubicar el origen de los homínidos en la cuenca del Mediterráneo, o sea que para ellos allí se habrían originado esos ancestros comunes.
No es una teoría creada por los catalanes, sino que hace ya algunos años que se viene proponiendo. Los paleoantropólogos españoles, no sólo de este yacimiento catalán, sino también de Atapuerca, en Burgos, más al norte, se vienen inclinando a favor de la teoría de que no sólo los homínidos, sino nuestro propio género Homo se originó en Eurasia y no en Africa como viene siendo el postulado más aceptado desde hace decenas de años.
Hasta hace algunos años, la cuna de todo era Africa. Allí es donde se fueron descubriendo los fósiles más antiguos, y donde la genética ubica el origen del hombre actual. Tal vez haya sido circunstancial, porque era más fácil descubrir los fósiles en el continente negro. Porque en años recientes se han ido encontrando fósiles de primates antiguos en Asia y Europa, que pondrían en entredicho el origen africano de todo.
Cada día tiene más adeptos la teoría del origen Euroasiático, gracias a los descubrimientos de fósiles de Homo muy antiguos en el yacimiento Dmanisi, en el Cáucaso de la República de Georgia. Se trata del apodado Homo georgicus.
Hasta la fecha, el título de primer humano, lo tenía el Homo habilis, que fue encontrado en Africa en 1960. Pero el hombre habilidoso quedaría desbancado, ya que el título de primer Homo se lo podría llevar el asiático de Dmanisi, y esto llevaría el origen de nuestro género a una región totalmente diferente: Asia. De entre quienes defienden esta teoría, el lugar más aceptado como posible región de origen es el Medio Oriente, esa región de contacto de continentes.
Con el nuevo homínido catalán, existirían más pruebas a favor de este origen asiático. Incluso, quién sabe, por ahí hasta podría haberse dado en España. Así que tal vez, de a poco, habría que ir reescribiendo los libros. La Madre Patria podría no serlo sólo en la historia reciente, sino en la remota.
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