La Teoria de Einstein como atenuante*
A una comisaría de la policía londinense llegó hace poco, en calidad de detenido, un “chauffeur”, acusado de no haber acatado la ordenanza que obliga a los conductores de automóviles a iluminar las chapas de sus coches.
El acusado alegó que, según la teoría de Einstein, él no había cometido infracción ninguna, pues tanto la chapa como la luz se hallaban en el sitio determinado por la ordenanza respectiva y si bien era cierto que la luz no iluminaba el número de la chapa, ello se debía únicamente a que una fuerza extraña había desviado los haces luminosos emanados del farol, dirigiéndolos al empedrado, en vez de la chapa.
No obstante, presentar una defensa tan de acuerdo con la teoría de la relatividad, la última palabra de la ciencia moderna, parece que el comisario no estuvo muy convencido de la veracidad de la discutida teoría de Einstein, pues aplicó al “chauffeur” la multa estipulada para tales infracciones.
* Publicado en el número de enero-junio de 1926, en la Revista El Hogar.