Sábado, 11 de diciembre de 2010 | Hoy
Por Leonardo Moledo
DIOS CREO LOS NUMEROS
Los descubrimientos matemáticos
que cambiaron la historia
Edición comentada por Stephen Hawking
Crítica. 1000 páginas
Este libro que nos ocupa no es exactamente para leer sino para tener, para sentirse feliz de tenerlo en la biblioteca, para hojear de vez en cuando y sumergirse en las maravillas de las matemáticas y lo que de ellas dijeron (o hicieron) los más grandes matemáticos de la historia: Euclides, Arquímedes, Descartes, Fourier, Laplace, Cauchy, Gauss, Cantor, Dedekind, Weierstrass, Riemann, Gödel y Turing, con la sorprendente e incomprensible omisión de Evariste Galois, sin duda uno de los matemáticos más grandes que han existido.
Dios creó los números es, sin duda, primo hermano (o algo más cercano) de A hombros de gigantes, donde se recopilan los trabajos de Copérnico, Newton, Kepler, Einstein, en fin, los grandes títulos y autores de la física.
Decía para tener y no para leer, lo cual es un poco falso; en cualquier momento uno puede sentir la necesidad de las matemáticas (no se asombren por el verbo sentir) como uno puede sentir la necesidad de escuchar una cantata de Bach. Y el libro allí está, dispuesto y abierto para nosotros. En ese sentido es una maravilla.
Y ahora algunas críticas. Por empezar, no es muy creíble que Stephen Hawking haya efectivamente hecho los comentarios y lo más probable, creo yo, es que su nombre en la tapa y en cuerpo enorme responda a una estrategia de marketing más que a otra cosa, aunque en esto me puedo equivocar.
Pero donde se comete un grave error es en el título: Dios creó los números, una frase que puede llevar a confusión (al fin y al cabo Dios no creó ni los números ni nada) y que pertenece a Kronecker, importante matemático del siglo XIX, y aparece más completa en la contratapa: “Dios creó los números; el hombre todo lo demás”.
Pero aun así la frase está incompleta, ya que el enunciado de Kronecker es: Dios creó los números enteros (1, 2, 3... y los negativos), el hombre todo lo demás, lo cual no es ocioso, ya que era la época en que empezaban las discusiones sobre los fundamentos de las matemáticas, que se extenderían bien entrado el siglo XX.
Que los números enteros fueran los únicos dados, y creados ex nihilo significa que a partir de ellos se puede construir el resto de los números, en especial los reales y los complejos, y de allí la matemática toda: Kronecker, en ese sentido, enunciaba el credo del intuicionismo matemático, uno de los pivotes por los cuales pasaría la discusión siguiente.
El olvido puede deberse a necesidades de diagramación, pero la mención de dios en la tapa traiciona justamente el enunciado que pretende representar. Pero bueno, ese y la omisión de Galois son las únicas críticas para hacerle. Pues bien, he aquí el libro. A diferencia de A hombros de gigantes, los trabajos y los libros no están completos, y sería imposible, ya que el libro debería tener diez o cien mil páginas en vez de las modestas mil que tiene.
Y bueno. Un libro para tener, e indispensable para cualquier matemático que se interese por la historia de su ciencia. Una de las historias más bellas del mundo.
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