LOS COMETAS: ASTRONOMIA POPULAR
En “El cometa de Bart”, el profesor Skinner explica que los cometas llevan el nombre del que los descubre. Cuando Bart le pregunta si él alguna vez descubrió uno, Skinner le contesta que sí, pero que le ganó de mano “un tal Kohoutek”.
› Por Claudio H. Sanchez
Skinner se refiere a Luboš Kohoutek, un astrónomo checo que, a principios de 1973, descubrió el cometa que lleva su nombre. En ese momento, el cometa estaba a unos 650 millones de kilómetros de distancia, unas cuatro veces la distancia de la Tierra al Sol. Normalmente, un cometa se hace visible cuando pasa cerca del Sol. Al volatilizarse parte del hielo que lo forma se liberan las partículas sólidas atrapadas en el hielo. Esas partículas brillan bajo la luz solar y forman la cola o cabellera del cometa. Que el Kohoutek haya sido detectado cuando estaba tan lejos sugería que tenía un tamaño mucho mayor al normal. Además, cálculos posteriores indicaron que pasaría a sólo veinte millones de kilómetros del Sol, muy poco en términos astronómicos. Este acercamiento lo haría brillar aún más de lo normal, lo que, unido a su tamaño, convertiría al Kohoutek en uno de los cometas más espectaculares de todos los tiempos. Por todo esto, se lo llamó “el cometa del siglo”.
El Kohoutek pudo llevar en su momento el título de cometa del siglo pero, sin duda, el cometa más famoso de la historia fue y es el Halley.
La mayoría de los cometas no son visibles a simple vista. Sin embargo, diversas culturas registraron el paso de unos cuantos cometas a lo largo de los siglos. En 1705, Edmund Halley analizó las características de tres cometas descriptos en 1531, 1607 y 1682 y concluyó que se trataba del mismo cuerpo celeste, que aparecía cada 75 o 76 años. Predijo entonces que regresaría en 1757. Halley murió en 1742 y no llegó a ver el cumplimiento (aproximado) de su predicción cuando el cometa regresó, a fines de 1758.
Aplicando hacia atrás el período calculado por Halley, se comprobó que su cometa había sido visto muchas veces antes de 1531 y había impresionado tanto a sus observadores como para registrar el hecho en el arte y la cultura.
Por ejemplo, el tapiz de Bayeux retrata la batalla de Hastings, en la que los normandos al mando de Guillermo el Conquistador derrotaron a los sajones y conquistaron Inglaterra. El tapiz muestra una estrella con cola, clara imagen del cometa Halley aparecido en el cielo en 1066, el mismo año de la batalla.
El artista prerrenacentista Giotto pintó entre 1305 y 1306 la Adoración de los Reyes Magos. Se cree que la imagen de la estrella de Belén sobre el pesebre está inspirada en el cometa Halley, que Giotto pudo haber observado en su aparición de 1301. Por esto la Agencia Espacial Europea llamó Giotto a la sonda lanzada en 1986 para observar de cerca el cometa.
El escritor Mark Twain nació en 1835, durante la única aparición del Halley en el siglo XIX. En 1909, sabiendo que el cometa regresaría al año siguiente, Twain dijo que esperaba irse con él y que sería la mayor decepción si eso no ocurría. Efectivamente, Mark Twain murió en 1910. El correo de Estados Unidos emitió en 1985 un sello conmemorativo del sesquicentenario del nacimiento de Mark Twain citando esta predicción y aprovechando el regreso del cometa al año siguiente.
En 1986 (última aparición hasta el momento) le preguntaron a Jorge Luis Borges si recordaba la visita del cometa en 1910. Borges contestó risueñamente que creía recordar que era parte de los festejos del Centenario.
Finalmente, el Kohoutek resultó una decepción. En primer lugar, era más bien rocoso y no de hielo, por lo que no mostraba una cabellera brillante al acercarse al sol. Además, el cielo permaneció nublado durante la mayor parte de su máximo acercamiento a la Tierra y casi no pudo observarse. Se calcula que volverá dentro de unos setenta y cinco mil años.
En cualquier caso, el Kohoutek también tuvo su impacto en la cultura popular de su época, aunque no tanto como el Halley. Además de su mención en Los Simpson, hubo una serie de tiras de Snoopy relacionadas con la aparición del cometa. Y Artez Westerley lanzó ese mismo año una línea de maquillaje llamada Kohoutek. Un aviso que circulaba a fines de 1973 muestra a una mujer con un peinado futurista y una descripción de los productos de la línea, que incluían lápices labiales en extraordinarios tonos del futuro, sombras compactas de profundidad espacial y cosméticos para pestañas en siderales tonos de moda.
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