Sábado, 10 de noviembre de 2012 | Hoy
EXPERIMENTOS ARMAMENTISTICOS PARA PROBAR EL PLUTONIO ALMACENADO
Por Rodolfo Petriz
En realidad, Jasper (Joint Actinide Shock Physics Experimental Research o Investigación Experimental en Física de Choque de Actínidos Compuestos) no tiene ninguna relación con la vida de los cowboys, ya que, entre otros motivos, sus dimensiones hacen que sea imposible llevarla en la cartuchera y su precio está lejos de las posibilidades de los rudos vaqueros. Tiene alrededor de 30 metros de largo, pesa varias toneladas, incluye en su tramo final una cámara de impacto de 2,5 metros de diámetro y se invirtieron en su fabricación 20 millones de dólares.
Salvando las distancias, más que una pistola, Jasper se parece a un gigantesco rifle de aire comprimido que dispara proyectiles de unos 30 gramos de peso a 28.000 kilómetros por hora, unas 10 veces más rápido que un buen fusil de caza. Para lograr esa velocidad, el funcionamiento del dispositivo consta de dos etapas. En la primera fase la explosión de una carga de pólvora empuja un pistón que comprime gas hidrógeno a miles de kilos por centímetro cuadrado. En la segunda fase, cuando se alcanza la presión adecuada el gas se libera tras reventar una válvula y acelera el proyectil hasta alcanzar la velocidad de impacto prevista. Por lo general, el proyectil tiene 28 milímetros de diámetro y está compuesto por un plástico que, en función de la presión de choque que se busca ejercer, tiene incrustado un plato de aluminio, cobre o tantalio.
¿Para qué sirve un mecanismo de estas características?
Jasper es una instalación perteneciente al Laboratorio Nacional Lawrence Livermore. Se encuentra ubicada en el sitio de ensayos que el Departamento de Energía de EE.UU. tiene en Nevada, a unos 100 kilómetros al noroeste de Las Vegas, y opera en el marco del Programa de Administración de Arsenales o SSP (Stockpile Stewardship Program), gestionado por la Dirección Nacional de Seguridad Nuclear de los EE.UU.
En general, estos dispositivos que disparan proyectiles impulsados por gas a altísimas presiones se diseñaron para realizar experimentos que permitan determinar las propiedades de materiales sometidos a grandes presiones, temperaturas y tensiones.
Sin embargo, Jasper fue creado con un propósito más específico. Los actínidos a los que hace referencia el acrónimo que compone su nombre son el grupo de 15 elementos más pesados de la tabla periódica, todos radiactivos, que van desde el número atómico 89 al 103. Entre ellos se encuentran el torio (90), el uranio (92) y el plutonio (94), elementos que se pueden utilizar como combustible nuclear. A diferencia de otras pistolas de gas de dos etapas que estaban en funcionamiento tanto en el Lawrence Livermore como en Los Alamos o Sandia (otros laboratorios pertenecientes al complejo militar-industrial nuclear norteamericano), este dispositivo fue especialmente preparado para impactar sobre materiales extremadamente peligrosos y evitar los riesgos de fugas radiactivas.
En la mayoría de los ensayos que realizan los científicos, en la cámara de impacto de Jasper se coloca un blanco formado por 30 gramos de plutonio, en donde el choque del proyectil genera una onda expansiva que atraviesa el material en menos de una millonésima de segundo y genera presiones de más de 600 gigapascales –equivalentes a 6 millones de veces la presión de la atmósfera terrestre–, una temperatura de miles de grados y una densidad varias veces superior a la original del plutonio. Junto con ello, los sensores, aparatos de medición y computadoras se ocupan de registrar minuciosamente todos los datos del evento.
¿Por qué el gendarme nuclear del mundo lleva adelante estos experimentos?
El Programa de Administración de Arsenales nucleares de los EE.UU. tiene el objetivo de verificar el estado en que se encuentra el arsenal atómico norteamericano sin necesidad de efectuar nuevas explosiones, respetando así los tratados de no proliferación y la moratoria de ensayos nucleares adoptada en el año 1992.
Uno de los problemas a los que se enfrentan los científicos a cargo del programa es conocer en qué estado se halla el plutonio producido varias décadas atrás, ya que, al tratarse de un elemento radiactivo, la propia autoirradiación a la que se encuentra sometido podría provocar cambios en su composición y alterar sus propiedades, afectando así la conservación y efectividad de las armas.
Las extremas condiciones que se recrean en el material fisible gracias a los disparos de Jasper se aproximan a aquellas que tienen lugar en las explosiones nucleares. Así, los datos que se obtienen bajo estos experimentos controlados, muchos de ellos realizados sobre plutonio obtenido gracias al desmantelamiento de armas antiguas, son utilizados para alimentar modelos computacionales que permitan predecir el comportamiento del armamento almacenado.
En el sitio web del WCI (Weapons and Complex Integration, https://wci.llnl.gov/), una de las tantas dependencias del Lawrence Livermore dedicada a estas tareas, es posible leer la declaración de intenciones del gobierno de los EE.UU. acerca de la gestión de su poder de fuego atómico: “El futuro del arsenal nuclear de los EE.UU. continúa siendo guiado por dos objetivos precisos: la preservación de la paz mundial y la prevención de futuras proliferaciones mediante nuestro amplio paraguas disuasivo”.
Conociendo el paraguas y a su dueño, sería preferible para los pueblos del mundo tener la libertad de caminar al aire libre.
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