Sábado, 25 de mayo de 2013 | Hoy
ASTRONOMIA: CONJUNCION PLANETARIA
Durante los próximos días, tras la puesta del Sol, Venus, Júpiter y Mercurio protagonizarán la mejor conjunción planetaria del 2013. El fenómeno será visible en todo el país, pero ocurrirá a muy poca altura sobre el horizonte. A continuación, las claves para disfrutar y entender este nuevo, raro y cambiante show astronómico.
Por Mariano Ribas
Uno de los mayores atractivos de la astronomía son sus desafíos. A veces, hay que levantarse en la fría madrugada para esperar la aparición de un cometa, justo antes del alba. Otras veces, hay que viajar muy lejos para poder ver un eclipse solar. O pasarse toda una noche de cara al cielo, sin dormir ni un minuto, para disfrutar de una lluvia de meteoros. Hay desafíos y desafíos, claro está. Pero todos tienen algo en común: cuando todo sale bien, el premio resulta, literalmente, celestial. Maravilloso e inolvidable. Durante los próximos días, el cielo nos traerá un nuevo desafío: los protagonistas serán tres esquivos planetas acurrucados, y casi escondidos en la claridad del crepúsculo vespertino. No será tan fácil verlos, pero valdrá la pena asomarse, no sólo porque será la mejor conjunción planetaria de todo el año, sino porque, además, día a día, estos tres mundos vecinos irán cambiando de posición, dando lugar a muy bonitas configuraciones. Si se anima al desafío, aquí vamos...
Desde hace una semana, Venus y Júpiter forman un “doble lucero”, que comienza a insinuarse, tímidamente, pocos minutos después de la puesta del Sol (que ocurre hacia las 18.00 en Buenos Aires, y media hora más tarde en el oeste de la Argentina). A pesar de ser, respectivamente, el segundo y el tercer astro más brillante del cielo nocturno (después de la Luna), no es tan fácil verlos, dado que se ubican a pocos grados de altura sobre el horizonte del Noroeste, y con la claridad crepuscular como telón de fondo. Pero en estos últimos días se les ha sumado otro planeta: el siempre esquivo Mercurio. No es nada habitual poder observar tres planetas en un mismo sector del cielo: estos juegos de geometría astronómica sólo ocurren una vez por año, o incluso menos. Y esta última semana de mayo, justamente, trae bajo el brazo una de estas curiosas y juguetonas rarezas celestiales.
Si bien es cierto que podemos intentar observarlos hoy mismo (al menos como ensayo), la mejor parte del show planetario comenzará el lunes 27 (ver primer gráfico): hacia las 18.15 (ya con el Sol a 3 grados por debajo del horizonte), Venus, Júpiter y Mercurio formarán un compacto triángulo a unos 6 o 7 grados de altura sobre el horizonte del Noroeste. Poco, muy poco. Justamente por eso, hay que buscar un buen lugar de observación, que permita tener una visual libre de obstáculos en esa dirección del cielo. Venus será el más fácil de identificar a simple vista, y Mercurio, el más difícil. Por eso, si tiene un binocular a mano, vaya preparándolo. A propósito: el triángulo planetario ocupará una porción de cielo de tan sólo 3 grados, es decir, entrará muy cómodamente en el campo visual de un binocular 7x50 o 10x50.
En verdad, Venus, Júpiter y Mercurio no se juntarán en el espacio. Eso no puede ocurrir, porque cada uno tiene su propia órbita en torno del Sol. Y esas órbitas están separadas por decenas o cientos de millones de kilómetros. El “triángulo” planetario del lunes será tan sólo un juego de perspectiva y alineación visual. Ese día, Mercurio estará a 168 millones de kilómetros de la Tierra. Y Venus y Júpiter, a 245 y 908 millones de kilómetros, respectivamente.
Al día siguiente, el martes 28, a la misma hora y en la misma zona del cielo, Mercurio apenas se habrá separado. Pero Venus y Júpiter se juntarán un poco más, dando lugar a una impactante conjunción que los dejará a tan solo 1 grado uno del otro (ver segundo gráfico). A simple vista, los dos planetas deberían verse sin mayores dificultades. Pero, vale la pena repetirlo, todo será mucho más fácil de ver con binoculares (especialmente a Mercurio). Con el correr de la semana, los tres planetas seguirán cambiando de posición en el cielo del anochecer: el viernes 31, por ejemplo, formarán una “caravana” (ver tercer gráfico) de unos 7 grados de largo, pero con tendencia a dispersarse cada vez más.
El desafío de tres planetas está planteado. Ahora, sólo se trata de esperar un poco. Y mientras tanto, elegir una buena platea y, de ser posible, conseguir unos binoculares. Si todo marcha bien, una vez más, seremos testigos directos de los movimientos de los mundos vecinos (y de nuestro propio mundo), día a día. Y también entenderemos mejor el porqué de la palabra “planeta”, que viene del griego y significa “vagabundo” o “errante”. Vagar, errar por el cielo: eso es lo que harán, ante nuestros ojos, los protagonistas de esta nueva historia celestialF
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