UN RECORRIDO FOTOGRáFICO POR EL SISTEMA SOLAR
Las sondas espaciales gemelas Voyager 1 y 2 (NASA) fueron la mayor epopeya de exploración espacial jamás realizada. Tras ser lanzadas al espacio en 1977 (desde el Kennedy Space Center, en Cabo Cañaveral, Florida), ambas máquinas no tripuladas viajaron miles de millones de kilómetros, completando un maravilloso e inédito tour por los cuatro planetas gigantes del Sistema Solar. Las Voyager sobrevolaron Júpiter (1979) y Saturno (1980-81) y luego tomaron rutas muy diferentes. Tras su encuentro con Saturno y su mayor luna, Titán, Voyager 1 salió del plano principal del Sistema Solar. Y Voyager 2 siguió viaje hasta Urano (1986) y Neptuno (1989). Tan enorme es el legado de la doble misión que no es nada fácil elegir sus mayores logros científicos. Pero lo intentaremos: aquí va una pequeña colección de “grandes éxitos” de nuestra homenajeada de hoy, la Voyager 1.
› Por Mariano Ribas
El 12 de noviembre de 1980, Voyager 1 pasó a 124 mil kilómetros de Saturno. Y así se convirtió en la segunda embajadora de la humanidad en visitarlo (la anterior había sido la Pioneer 11). Aquí compartimos esta postal de un Saturno por entonces inédito, con una vista que es imposible de obtener desde la Tierra: el lado nocturno del planeta. Además de estudiar su atmósfera y su campo magnético, la sonda también fotografió varias de sus lunas (como Rhea, Dione, Tethys y Encelado), descubrió otras (como Prometeo y Pandora), y hasta reveló nuevas y finas estructuras en el famosísimo sistema de anillos (formados por pedazos de hielo y roca). Otro punto muy alto de la visita a Saturno fue el encuentro cercano con su mayor escolta, Titán. Una súper luna rodeada por una gruesa y opaca atmósfera que impide ver su superficie desde el espacio.
La mayor revelación de Voyager 1 en el gran imperio joviano fue el descubrimiento de vulcanismo en Io. Tras sobrevolar el colorido satélite, a menos de 20 mil kilómetros, la sonda de la NASA detectó varios volcanes en actividad, incluyendo al que vemos en esta foto. Io resultó ser el lugar más volcánicamente activo del Sistema Solar (superando, incluso, a la Tierra). La clave de semejante furia geológica parecen ser las continuas flexiones que sufre el pobre satélite, a medida que recorre su apretada órbita de 42 horas, a causa de la tremenda fuerza del planeta más grande del Sistema Solar.
Si bien es cierto que el planeta más grande del Sistema Solar ya había sido sobrevolado previamente por las sondas Pioneer 10 y 11, lo del Voyager 1 fue completamente revolucionario: los datos y las imágenes obtenidas por esta nave nos revelaron en toda su gloria y complejidad a Júpiter. El 5 de marzo de 1979, Voyager 1 pasó a sólo 278 mil kilómetros del gigante gaseoso. Y, entre otras, tomó esta impresionante foto que, además, nos muestra a tres de sus lunas: Io, Europa y Calisto.
El 18 de septiembre de 1977, apenas un par de semanas después de su lanzamiento, Voyager 1 miró hacia atrás, y tomó tres imágenes de la Tierra y la Luna, juntas en el espacio. Esas fotos luego fueron combinadas, dando lugar a esta maravillosa postal, hasta entonces absolutamente inédita.
Y para el final, hemos dejado esta otra imagen que, a primera vista, parece muy poca cosa. Sin embargo, tiene tremendas implicancias: el 14 de febrero de 1990, cuando estaba a 6 mil millones de kilómetros de la Tierra, Voyager 1 miró hacia atrás y tomó, entre otras, esta foto de nuestro planeta, perdido en la distancia. Es la famosa imagen que Carl Sagan bautizó el “pálido punto azul”, y que le dio título a su libro de 1997: “Miren de nuevo ese punto. Es aquí. Es casa. Somos nosotros”. Nosotros vistos por el viajero. Desde allá lejos.
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