LA YAPA
› Por Mariano Ribas
Fue el cometa más promocionado de los últimos años. Al punto tal que desde hacía varios meses, y en forma completamente desbocada, medios de todas partes del mundo anunciaban que a fines de noviembre llegaría el “Cometa del Siglo”. Pero la experiencia indica que nunca se pueden poner todas las fichas en un cometa. De hecho, parte del encanto de estas “bolas de nieve sucias” es su carácter desconcertante. Es cierto: de arranque, el cometa ISON (C/2012 S1) parecía destinado a convertirse en un gran espectáculo en los cielos de la Tierra. A fin de cuentas, a poco de su descubrimiento (en Rusia, en septiembre de 2012), los astrónomos ya sabían que durante su perihelio, el 28 de noviembre de 2013, el ISON pasaría a sólo 1,1 millón de kilómetros de la superficie solar. Y eso, en principio, hacía pensar que si lograba mantenerse medianamente entero en los días previos, y especialmente durante su mayor acercamiento al Sol (en el que soportaría temperaturas de casi 3000C), las grandes cantidades de gas y polvo liberadas por su núcleo reflejarían mucha luz solar, convirtiéndolo en un astro extremadamente brillante, tanto a fines de noviembre como a principios de diciembre.
Pero no: el ISON desilusionó a todo el mundo. Ya en los meses previos a su perihelio, el promocionado cometa mostró una luminosidad muy por debajo de lo esperado (5 a 10 veces menos de lo que marcaban las “curvas de brillo” previas). Y si bien es cierto que a mediados de noviembre el ISON llegó a verse débilmente a simple vista (alcanzando una aceptable magnitud 4), ya empezaba a hundirse en el resplandor del amanecer, en su loca carrera hacia el Sol. Entonces, todas las esperanzas se centraron en lo que podría ocurrir durante el perihelio y en los días siguientes. Y lo que ocurrió, se ve en esta secuencia de imágenes –obtenidas entre el 28 y 30 de noviembre– por el observatorio espacial SOHO, de la NASA. En pocas palabras: el ISON se hizo polvo. Tras sufrir una primera fragmentación, horas antes de su perihelio, el pobre cometa fue destruido por el calor y la gravedad solar. Nada de “Cometa del Siglo”: apenas una caravana de polvorientos restos, dispersos y mortecinos. Así las cosas, mientras que a comienzos del año tuvimos dos cometas notables al mismo tiempo (ver nota principal), esta vez, y ya cerca del cierre de 2013, vivimos (y sufrimos) el gran fiasco del ISON. En materia de cometas también se gana y se pierde.
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