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Por Martin De Ambrosio

El viernes que viene se cumplen 50 años de la publicación en la revista Nature de uno de los papers de biología –y de la ciencia en general– más famosos y relevantes del siglo XX. James Watson y Francis Crick (junto con otros protagonistas que la historia oculta bajo un inquietante rol secundario, como Rosalind Franklin) lograron conocer cómo era la estructura del ADN, la molécula de la herencia. Sin tal descubrimiento, no hubieran sido posibles ni la revolución biotecnológica ni el Proyecto Genoma Humano ni, por ejemplo, los análisis de paternidad. A modo de conmemoración, en todo el mundo se suceden desde febrero las celebraciones. En Buenos Aires, hoy y mañana se llevará a cabo una actividad titulada “Descubra y llévese su ADN” –organizada por el Planetario de la Ciudad– en el que a través de un sencillo experimento se obtendrá ADN nuclear de los concurrentes y se lo colocará en un frasquito. La actividad, gratuita, cuenta con la co-organización de la Fundación Félix Azara y la Universidad Caece, y se llevará a cabo en el Planetario, Figueroa Alcorta y Sarmiento, de 14.30 a 17.30 horas. Para explicar entretelones de la experiencia, Futuro dialogó con la Dra. Silvia B. Copelli, directora del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad Caece, y Adrián Giacchino, director ejecutivo de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara.

Genetica envasada
¿En qué consiste el experimento que se va a hacer en el Planetario?
Silvia Copelli: –En pocas palabras en “capturar su esencia genética en un vaso”. El primer paso para aislar el ADN es obtener células nucleadas. Para ello tomaremos las células de descamación de la mucosa bucal a través de un buche siendo una fuente accesible de células nucleadas para obtener el ADN propio. Lo ponemos en un volumen de agua, agitamos en forma circular, para que las membranas celulares se rompan y luego agregamos una cucharadita de cloruro de sodio (sal fina). Volvemos a agitar en forma circular y agregamos un volumen igual al del agua de alcohol frío. Agitamos en forma circular nuevamente y empezamos a ver unas hebras flotando. Estas hebras son moléculas de ADN no purificadas.
Adrián Giacchino: –Tras los 5 minutos, que dura aproximadamente la sencilla experiencia, cada asistente podrá ver delante de sus ojos, sus propias hebras de ADN. Demostrando que eso, que puede resultar tan distante –o el capítulo difícil de algún libro de biología de la escuela secundaria– existe, es bien real y determinante en nuestras vidas, seamos o no conscientes de su existencia. Creemos que lo interesante justamente radica en cómo podemos observar esas hebras a través de una experiencia tan simple que incluso los asistentes podrán repetir en sus casas o hacérsela a sus parientes o amigos.
¿Cómo es que se logra sacar el ADN del núcleo de una célula sólo con sal y alcohol?
S.C.: –Cuando ponemos las células en presencia del agua, la concentración salina de la célula es mayor (hipertónica) con respecto al agua (hipotónica). Estas diferencias en las concentraciones hacen que el agua ingrese masivamente al interior de la célula haciendo que se rompan sus membranas, incluso la nuclear. Se necesitan varias hebras de ADN para formar una gran fibra lo suficientemente grande para hacerse visible. A su vez cada hebra contiene miles de genes por lo cual lo que vemos, es unmaterial que contiene millones de genes. No olvidemos que estamos viendo al mismo tiempo el ADN de miles de células provenientes del extracto celular.
¿Qué cosas permitió el descubrimiento de Watson y Crick?
S.C.: –Nos permitió conocer los genomas de todas las especies, contribuyo al conocimiento de la historia evolutiva de las especies y su diversidad. Y muchas otras cosas, como realizar mejoras agropecuarias, tales como la obtención de plantas híbridas capaces de resistir infecciones, conocer el estado de los genes involucrados en enfermedades. Conocer los parentescos a través del análisis de huellas digitales genéticas, recordemos los casos de reconocimiento de hijos de desaparecidos. Desarrollar estudios de farmacogenética para indicar la medicación más adecuada. Por citar sólo algunas de las perspectivas que generó este descubrimiento, el cual aún seguramente abrirá muchas otras puertas del conocimiento, algunas probablemente insospechadas en nuestro presente.