Sáb 02.03.2002
futuro

UN CIENTIFICO QUIERE PONERSE UN CHIP EN EL BRAZO

Sueños de un hombre biónico

Por Martín De Ambrosio

Para quien sea más o menos aficionado a las series clase B de los 80 o a la literatura fantástica, esta noticia no será más que la confirmación de que pocas veces se usó mejor un adjetivo que cuando se decidió llamar “literatura de anticipación” a ese conjunto más o menos desparejo y más o menos homogéneo de productos culturales. Lo cierto es que un profesor de cibernética de la Universidad de Reading, en Gran Bretaña, piensa conectarse un chip a los nervios de sus brazos para ver si, como calcula, una computadora puede leer y comunicar señales directamente de su sistema nervioso. Por el momento, el investigador no lo piensa como un modo de reemplazar órganos dañados, como en el caso de los xenotrasplantes (que fue la nota central de Futuro de la semana pasada) aunque la posibilidad no es descartable. Kevin Warwick, que a la sazón es el nombre del personaje, se operará para conectarse cables en sus nervios de modo que esos cables lleven a una “tarjeta inteligente”, especie de pequeña colección de microprocesadores. La idea es que los cables tomen señales de su sistema nervioso central y que sean reenviadas –vía transmisor de radio– a una computadora que registrará lo que se reciba. Warwick confía en que a través de este recurso se detecten las señales de sus nervios, según sus movimientos, su sentido del tacto y hasta su estado de ánimo.
Incluso va más lejos en la interacción persona-computadora: espera que la computadora detecte patrones de señales eléctricas que correspondan a sus movimientos o sensaciones, como el modo en que dobla su dedo índice, por ejemplo, o el simple miedo ante la posibilidad de que se pinche un dedo mientras cose. También cree que mediante la táctica de ensayo y error podrá aprender a controlar al robot de modo remoto, tan sólo moviendo sus dedos, según lo que le dijo a la revista Science (en una edición dedicada totalmente al bodybuilding, algo así como la construcción artificial del cuerpo).
¿El primero de la serie?
Si todo sale bien se estima que dentro de unos días Warwick será el primer cyborg (cybernetic organism) en sentido estricto. Se sabe que implantes cocleares pueden restaurar la capacidad auditiva de cierto tipo de sordos e hipoacúsicos, pero esta sería la primera vez que alguien hace un intento de conectar una computadora al sistema nervioso de una persona sana. Como suele suceder con esta clase de anuncios polémicos y que logran provocar –por lo menos– que se repiense qué significa “ser” humano, muchos científicos dudan de que Warwick tenga éxito y otros tachan el propio intento de inmoral. El protocyborg se defiende y dice que los beneficios potenciales superan los riesgos y desafía a que le digan hasta qué punto la tecnología debe dejar de funcionar en el terreno de los experimentos.
Además, por si fuera poco, Irena Warwick, esposa del científico, prevé recibir el mismo implante unas semanas más tarde. Tal vez estemos ante el primer ménage à trois, que incluye nada menos que a una computadora como uno de los vértices del triángulo. La pareja (¿el trío?) intentará enviar mensajes a través de la conexión de la computadora. Si Kevin se lastimara un dedo, el chip debería registrar la señal y enviarla a la computadora que le “avisará” a su mujer. ¿Vendrán más casos como este?

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