DIÁLOGO CON LA BIÓLOGA MARÍA LAURA GUICHON
Invasión
› Por Federico Kukso
Hay veces que una ardilla es sólo eso, una ardilla. Pero cuando estos animalitos, simpáticos y movedizos, se mudan (o más bien, los mudan) a una zona no contemplada para ellos y devienen plaga invasiva, se convierten en un grave problema. Es el caso de la ardilla de panza roja (Callosciurus erythraeus), introducida en la Argentina hace 30 años, y hoy considerada una importante amenaza para la biodiversidad y el equilibrio del ecosistema pampeano. Pero no todo está perdido: hay científicos, como la bióloga María Laura Guichón (investigadora y profesora en la Universidad de Luján y en la Universidad de Buenos Aires, y flamante ganadora de una de las becas L’Oréal-Unesco for Women in Science 2004), que pasan horas y horas metidos en el campo, investigando su comportamiento y maneras de propagación. En diálogo con Futuro, la doctora Guichón explicó por qué esta ardilla merece tanta atención y qué se puede hacer para detenerla.
–¿Cómo surgió su interés por la ardilla de panza roja?
–Todo empezó cuando estaba haciendo mi tesis de doctorado en la Universidad de Luján, en mi trabajo de campo con coipos (nutrias). En ese lugar –la localidad de Jáuregui, donde se liberaron hace 30 años cinco individuos, que se trajeron como mascota porque son lindos y simpáticos– veía a estas ardillas todo el tiempo. Me parece que es un problema muy importante de analizar porque no se sabe casi nada de esta especie y porque entra en el marco de las invasiones biológicas, o sea, cuando una especie es originaria de determinado lugar (en este caso, el sudeste de Asia) y de repente aparece en otra zona, a donde no habría llegado por sus propios medios. A veces estos individuos no encuentran las condiciones apropiadas y mueren. Y en otros casos, se propagan, como pasó con la ardilla de panza roja, que encuentran alimento para nidificar, establecerse y reproducirse. Estas ardillas son chiquitas con cola larga, viven y anidan en los árboles y se alimenta de sus frutos.
–¿Este tipo de invasión biológica se acrecentó con la globalización?
–No, esto pasa desde que el hombre es hombre. La historia humana está acompañada de movimientos de especies de un lado al otro. Lo que pasa es que ahora se hacen más estudios de qué puede pasar si alguien ingresa una especie nueva a un lugar y los estragos que puede realizar.
–¿Qué tipo de pérdidas económicas provoca esta ardilla?
–Todavía no hay estudios sistemáticos hechos sobre la especie. Entonces, no está debidamente cuantificado cuál es la pérdida que un productor tiene o los habitantes de la región tienen por la presencia de la ardilla. Lo que sí sabemos, a través de entrevistas que vengo realizando desde hace un año, es que hay muchas quejas, pero básicamente por dos motivos: una de los productores que tienen forestaciones o frutales porque las ardillas les comen todas las frutas. El otro tema del que se queja la gente es que las ardillas muerden y rompen el plástico que recubre los cables de electricidad, de televisión y los sistemas de riego.
–¿Qué tipo de trabajo hizo hasta ahora?
–Recién estoy comenzando. Lo que estamos haciendo es tratar de confeccionar un mapa de la distribución actual de la ardilla porque no se sabe hasta dónde llegó por el momento. Por eso realizamos entrevistas a los dueños de los campos y a los que viven en zonas rurales y urbanas dela zona, para ver si ven o si tienen ardillas en sus lugares de residencia; y también estamos trabajando un poco con la percepción que tiene la gente del tema. Hay quienes ni siquiera saben que está en la zona. En cambio, los que tienen problemas no las quieren para nada, las consideran un problema para sus plantaciones. También estamos haciendo observaciones de comportamiento, qué es lo que come y por dónde se mueve. Todo está orientado a tratar de frenar el avance, que no siga colonizando áreas nuevas (por ejemplo, el Delta) y ver qué elementos del ambiente facilitan a la ardilla para que vaya conquistando áreas nuevas.
–¿Qué se puede hacer para detenerla?
–Dos cosas: una son acciones concretas para frenar el avance de la ardilla. Y otra, que la gente tome conciencia de que no es gratis estar llevando un animal de un lado al otro. Eso después puede dar origen a una nueva población, crear un nuevo foco de invasión y convertirse en una de las principales amenazas a la biodiversidad y al funcionamiento de los ecosistemas. Porque al introducirse una especie en un sistema natural que no la contenía hasta el momento, empieza a interactuar con los demás componentes del sistema, empieza a alimentarse y a competir con los demás animales. Y es imposible que no cambie nada si de golpe se tiene una especie nueva, y bastante abundante.
–¿En qué consiste la beca que ganó?
–Voy a ir por un año a la Universidad de Southampton (Gran Bretaña) y voy a estudiar el proceso de invasión de la ardilla trabajando con unos modelos matemáticos que simulan la dinámica de la población de ardillas, es decir, cómo se comporta esta población. Para eso se usan datos de las características biológicas de la especie y del ambiente.Mi idea es detectar cuáles son las vías que está usando para avanzar.
–¿Y después?
–La idea es volver con una propuesta de un plan de manejo para ver qué acciones se podrían tomar, y plantear a las autoridades un plan para que de acá a 50 años no haya ardillas en la zona norte. Los modelos con los que voy a trabajar permiten predecir qué va a pasar con la población de ardillas en el futuro: qué va a pasar si no se hace nada y qué va a pasar si en cambio tomamos alguna medida para tratar de cercarla.
–¿Qué le contesta a quienes consideran estas investigaciones un sinsentido?
–Por empezar, la ecología es una rama científica con toda una metodología bastante rígida, en la que se tienen que seguir bastantes protocolos, hacer estudios sistemáticos y dedicarse un buen tiempo a estudiar, tomar datos, analizarlos e informarlos. Es posible que sea más fácil cuando se trata de un proyecto que tiene un resultado inmediato, que puede ser aplicable a algo, para resolver algún problema; eso es normalmente más fácil de entender. Pero toda la parte de investigación, donde es importante generar conocimiento, que tal vez después se pueda usar para aplicarlo a alguna cosa, en general mucho no se entiende. Lo importante consiste en reconocer que la ciencia también avanza al conocer, describir, entender y predecir.