EINSTEIN: OBRA ESENCIAL
José Manuel Sánchez Ron (selección)
Ed. Crítica, 519 págs.

La revista Time no tuvo que nombrar en su número del 31 de diciembre de 1999 a Albert Einstein (1879-1955) como el personaje del siglo XX para que todo el mundo se percatase del impacto científico, cultural y hasta político-social que había causado el físico alemán de cabellera electrizante y bigote delator. Alabado al extremo casi sin detractores, Einstein fue (y es) de esas figuras esporádicas (como Copérnico, Galileo, Newton) que asoman muy de vez en cuando para torcer el rumbo de la historia no a la fuerza sino con un elemento aún más persistente y efectivo: las ideas. Sin contar sus aportes que cambiaron la faz de la ciencia, casi no dejó tema sin tocar: su rechazo al nacionalismo, su solidaridad con el pueblo judío y su apoyo a la creación del Estado de Israel, la lucha contra la guerra, el pacifismo acérrimo, la música, la bomba atómica, y muchos más etcéteras. Por ende, el problema para el lector que pretenda reconstruir (siempre de manera incompleta) el pensamiento einsteniano radica inevitablemente en la dispersión de su obra. En realidad, tal es el escollo a superar si se quiere también entrar en contacto directo con los textos de Einstein sin mediaciones o relecturas hechas por comentaristas o revisores, siempre distantes, ajenos.

Ahí, pues, radica la novedad de la colección “Obra Esenciales” de la editorial Crítica, que reúne la principal producción intelectual de un autor así como su concepción particular e íntima del mundo. Por esta colección ya pasaron figuras intelectuales como Noam Chomsky, John Kenneth Galbraith, Edward Palmer Thompson y Stepehen Jay Gould. Y como no podía faltar en el Año de la Física que se acaba, ahora lo hace también Albert Einstein. En las casi 520 páginas de este libro naranja de presentación simple se pueden leer textos clásicos escritos por el físico en diversos pasajes de su vida. Así se pueden leer “Notas autobiográficas”, sus opiniones sobre Newton, Maxwell, Lorentz, Mach, Planck, Walther Nernst, “Religión y ciencia”, “Algunas ideas sobre educación”, “Manifiesto al mundo civilizado”, “Vías hacia el pacifismo”, “Einstein al presidente F. D. Roosevelt”, “Sobre la bomba atómica”, “¿Por qué el socialismo?”, y muchos más textos en los que el gran Einstein revalida su chapa de gigante intelectual, con claridad, humildad y, sobre todo, inteligencia.