Pocas enfermedades están más estigmatizadas que el cáncer; y por la gran cantidad de afectados es natural que sean muchas las esperanzas en torno de una cura. Del mismo modo, fueron –y son– numerosas las terapias truchas o pseudocientíficas que se proponen al modo de las curaciones milagrosas (aún hoy, después de cuidadosas desmentidas, mucha gente cree que los que promovían la crotoxina fueron víctimas de una gran conspiración que no les dejó desarrollar su prodigioso elixir). Por eso es que El desafío del cangrejo es un libro bien oportuno para desentrañar verdaderamente qué se conoce sobre el cáncer y qué está aún en la zona de oscuridad.
En cuanto al origen de la enfermedad, la clave está en las primeras páginas: “La biología molecular ayuda a comprender que el cáncer es, en efecto, una forma de enfermedad genética, debido a que depende de alteraciones en genes específicos que se encuentran dañados en las células enfermas”, pero esos daños genéticos –y esto es importante– no necesariamente tienen que ver con la herencia pues a veces se van adquiriendo a lo largo de la vida de un individuo. En algunos casos, una carga genética es determinante y se convierte en causa central del cáncer, pero estos “cánceres familiares” representan menos del 10 por ciento. La enfermedad, informa el libro, se genera debido a la exposición prolongada a carcinógenos (químicos, radiaciones, virus) que actúan sobre un “terreno” genético más o menos vulnerable. Daniel Alonso, del Laboratorio de Oncología Molecular de la UNQui, consigue darle un desarrollo ameno y serio a un tema particularmente delicado. Así, logra diferenciarse del tono general, más bien jocoso, de la colección “Ciencia que ladra”, que pronto (y afortunadamente) tendrá nuevos títulos.

M.D.A.