LIBROS Y PUBLICACIONES
Los caminos del naturalismo; mente, conocimiento y moral Diana Pérez (comp.)
EUdeBA, 246 pp.
¿Qué es el naturalismo filosófico? Diana Pérez, compiladora y autora de uno de los artículos que integran este libro señala que, como el ser, que según afirmaba Aristóteles, “se dice de muchas maneras”, también el naturalismo se define en diversas formas. El naturalismo es una de las formas en las cuales se pregunta –o se responde– una de las cuestiones metafísicas por excelencia: ¿qué es lo que hay en el mundo? y la respuesta varía según la disciplina en la cual se la sostenga: ética, epistemología, teoría de la mente. Discutir esas diferencias es en buena medida el objetivo de este libro.
Diana Pérez señala que son dos los sentidos básicos en los que se puede entender el naturalismo como “punto de vista” filosófico. Por un lado, ser naturalista consiste en sostener que todo lo que hay forma parte de un sistema espacio-temporal causalmente cerrado. Ahora bien, esto implica que aún cosas como los aspectos normativos de la moral y la epistemología, deberían poder entrar en algún tipo de relación con lo natural o lo físico, y en ese caso, es preciso determinar cuál es esa relación. Las soluciones van desde la lisa y llana eliminación hasta la implementación de esa relación en términos computacionales. Pero por otro lado si todo lo que hay es natural, un segundo punto de vista naturalista consiste en afirmar que la filosofía y la ciencia comparten su objeto de estudio y, como sostienen algunas posiciones naturalistas, comparten también el método y los criterios de justificación del conocimiento.
Son tres los caminos que la compilación de Diana Pérez recorre: la ética, la teoría del conocimiento y la filosofía de la mente, en los primeros cuatro trabajos.El segundo grupo de cuatro artículos se ocupa de profundizar cuestiones más puntuales del ámbito propio de la filosofía de la mente, donde la posición naturalista tiene mucho que hacer (el dualismo mente-cuerpo, la conciencia); el gran desafío consiste en encontrar el término justo que permita postular a la mente como distinta de las cosas naturales, sin perder la especificidad de lo mental.
El mirador naturalista revela un paisaje interesante –porque retoma la pregunta metafísica por “lo que hay” y desafiante, por las respuestas que articula. Precisamente de esos desafíos se ocupa la serie de trabajos que componen este libro: los puntos de partida y los puntos de llegada –las emboscadas, los callejones y las líneas de fuga– del naturalismo. F.M.