“Se ha dicho que la biología es una de esas disciplinas en la que lo inimaginable pronto se convierte en rutinario”, cuenta el doctor en filosofía José Luis Velázquez. El paso con el que la genética ha avanzado en las últimas décadas ha sido firme y constante, pero cada vez que los grandes medios le dedicaron un titular, dio la sensación de que la humanidad estaba dando un salto al vacío. Es que desde que los biólogos comenzaron a manipular la vida fueron muchas las certidumbres cotidianas que derribaron sin que la sociedad pudiera seguirles el tranco. Es a los planteos burdos y falsos (los miles de ovejas Dolly que acechan a cada paso de la genética) que Velázquez dedica su libro en un intento de, con tono didáctico, explicar las verdaderas implicancias de los experimentos que se están llevando adelante.
Cuando es detallado paso a paso, el horror de la clonación puede transformarse en una práctica habitual que acompaña a la humanidad desde que se cortó un brote de una planta viva para germinar una nueva exactamente igual. Clon significa justamente eso: retoño.
Uno de los temas más controvertidos, al que dedica un capítulo, es el momento en el que empieza la vida humana, algo que poco tiene que ver con el chispazo mágico con el que suele representarse, y que resulta determinante a la hora de discutir si los derechos de un embrión comienzan en el momento de la fecundación que da origen a un montoncito de células indiferenciadas o cuando realmente se empiezan a delinear los trazos del futuro ser humano. Para poder dar una idea clara de las verdaderas cuestiones que se plantean, Velázquez necesita explicar algunos detalles sobre el funcionamiento de nuestros genes. Así planteadas las cosas, las dudas morales y éticas acerca de la biología, lejos de desaparecer, encuentran un cauce mucho más rico. E.M.