Sáb 15.01.2005
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NOVEDADES EN CIENCIA

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ULTRASONIDO SOLAR

SCIENTIFIC
AMERICAN

Desde que Galileo apuntó en 1612 su primitivo telescopio al sol y observó en él puntos oscuros (haciendo con esto trizas la creencia aristotélica de que los objetos celestes eran perfectos), las manchas solares se ganaron el puesto de misterio más cotizado en el vecindario cósmico. Caprichosas (pueden permanecer intactas por meses, semanas o días), gigantescas (algunas tienen el tamaño de planetas), estos lunares solares son regiones donde se concentran fuertes campos magnéticos, tienen ciclos de 11 años y yacen sobre huracanes arremolinados de gas electrificado. Pero poco a poco, el trono de curiosidad solar más importante se lo está robando un extraño fenómeno que tiene perplejos a los astrónomos: se trata de ondas ultrasónicas descubiertas por la nave Trace de la NASA, que tienen una frecuencia de 100 milihertz y, como no pueden viajar a través del espacio interplanetario, fueron detectadas remotamente como pequeñas fluctuaciones en el brillo de las emisiones ultravioletas solares.
De acuerdo a los científicos del Southwest Research Institute (Estados Unidos) que analizan los datos que envía esta navecita-telescopio ultravioleta en órbita alrededor de la Tierra, este “ultrasonido solar” se crea como consecuencia de choques esporádicos de corrientes eléctricas magnéticamente inducidas, aunque las suposiciones de los científicos no son meramente provisionales.
“Creemos que analizando estas extraños ondas podremos distinguir los procesos que intervienen en la emisión de energía desde la cromosfera –de 100.000ºC– a la superficie solar –veinte veces más fría– y de ésta a la atmósfera solar”, explicó el astrofísico Craig DeForest. “Cualquiera fuera la respuesta, hay emisiones de energía al ambiente que dejan una reconocible firma sónica.” Los antiguos cosmólogos que creían en la “musicalidad” de los objetos celestes estarían chochos.

NARIZ 747

NewScientist

No suelen venir del tamaño de un avión, pero cuando se trata de ver cuál es más compleja, la nariz sale ganando: según un grupo de científicos del Colegio Imperial de Londres, el proceso por el cual el aire circula en la nariz humana es mucho más complicado que el modo en que lo hace alrededor de las alas de un jumbo jet.
El equipo dirigido por el ingeniero Denis Doorly empezó haciéndose una pregunta básica: ¿cómo entra el aire al organismo? Hicieron gráficos, llenaron planillas, construyeron modelos tridimensionales y cuando pensaron que tenían el problema dominado por las riendas, se dieron cuenta de que el asunto en verdad era mucho más complicado de lo que creyeron en un principio.
Resulta que la particular forma de la protuberancia facial humana hace que el aire fluya primero en forma de un remolino para circular varias veces al entrar en su interior. Así lo determinaron después de dejar una y otra vez correr agua en un modelo tridimensional de silicona transparente basados en escaneos computarizados de pacientes “nasalmente sanos”.
“Siempre se ha creído que la forma en que circula el aire alrededor de las alas de un jumbo es muy compleja, pero es mucho menos complicado que entender cómo lo hace en la nariz, ya que ésta no tiene líneas rectas o curvas”, dijo Doorly, quien agregó que el estudio podría ayudar a los cirujanos a planificar sus operaciones y desarrollar una cura para el incómodo problema del moqueo constante de la nariz.
Y hay más: también descubrieron que el sentido del olfato en los humanos depende de cómo llega el aire a la vulva olfatoria en la punta de la nariz. Lo que se dice un estudio que redefine las formas y métodos de sonarse los mocos.

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