NOVEDADES EN CIENCIA
Los misterios de la pirámide de la luna
ARCHAEOLOGY La magnífica
Pirámide de la Luna, en Teotihuacan, México, podría ser
la clave para resolver algunos de los enigmas que todavía esconde aquella
antigua metrópolis americana. Teotihuacan, ubicada a unos 50 kilómetros
al nordeste de la actual Ciudad de México, fue construida hace casi dos
mil años por una cultura mesoamericana de la que muy poco se sabe. La
ciudad ocupaba un área de 30 km cuadrados y estaba formada por una serie
de edificios, templos, plazas y dos construcciones fuera de serie: la Pirámide
del Sol y la Pirámide de la Luna; una gran metrópolis. Hacia el
año 500 de nuestra era vivían unas 200 mil personas. Pero doscientos
años más tarde entró en decadencia y fue abandonada. Más
tarde, hacia el año 1500, los aztecas la encontraron y creyeron que era
obra de los dioses. Y de ahí el nombre con el que la bautizaron: en su
lengua náhuatl, Teotihuacan significa Ciudad de los Dioses.
Lo cierto es que los historiadores no saben qué paso con la ciudad, quiénes
eran sus autoridades o qué lengua hablaba su gente. Precisamente en esa
dirección viene marchando un grupo de arqueólogos encabezado por
el japonés Saburo Sugiyama y el mexicano Rubén Cabrera. Según
ellos, algunas de las respuestas al misterio de Teotihuacan podrían estar
en la Pirámide de la Luna, de más de 40 metros de altura. Y habría
una razón: este monumento está ubicado estratégicamente
al final de la Avenida de los Muertos, el eje Norte-Sur de la ciudad. Los
orígenes de Teotihuacan están en Teotihuacan dice Cabrera
y la Pirámide de la Luna tiene un particular significado, por eso es
el lugar indicado para obtener información.
Recientemente, descubrieron tres esqueletos mientras realizaban una excavación
en el interior de la cima de la pirámide; había piedras preciosas,
restos de animales y conchas de moluscos talladas. Se trataría de los
restos de tres oficiales de alta jerarquía o sacerdotes.
No sabemos si fueron sacrificados, pero su aspecto delata una clase social
muy alta, dice Sugiyama. Y agrega: Los esqueletos tienen collares,
anillos en las orejas y hasta posibles pelucas. Como fueron sepultadas
en la parte más alta de la pirámide, "es lógico pensar
que muy cerca de aquí nos encontremos con la tumba de la autoridad máxima",
aseguran los investigadores.
Planetas precoces
nature Al parecer
la Tierra, Marte y la Luna son 20 millones de años más viejos
de lo que se creía. Hasta ahora los científicos calculaban la
edad de la Tierra en 4650 millones de años, pero de acuerdo con nuevos
análisis de dos raros elementos radiactivos, que hicieron un grupo de
investigadores de la Universidad de Arizona, Estados Unidos, la Tierra no sería
tan joven. Al principio, las cosas se originaron mucho más rápido
de lo que estimábamos, concluyó Al Cameron, director del
equipo.
Al formarse el Sol, en una gigante explosión de una supernova hace 4,6
mil millones de años, algunos de los gases sobrantes, como consecuencia
de una onda expansiva, se comprimieron en cúmulos de materia que terminaron
por formar luego asteroides, cometas, lunas e incluso los planetas del Sistema
Solar. Exactamente cuándo y cuán rápido ocurrió
esto es difícil de calcular. Sin embargo, los análisis realizados
a partir de modelos en computadora sugieren que el centro metálico de
la Tierra comenzó a formarse entre 20 y 30 millones de años después
de la explosión. Con lo que sí se cuenta es con evidencia geológica
a partir de dos elementos químicos radiactivos: el hafnio y el tungsteno,
que actúan como relojes radiactivos. Ambos abundaban en el nacimiento
del Sistema Solar y aún persisten rastros de ellos: los corazones de
la Tierra y de Marte contienen tungsteno. Así, cualquier evidencia actual
de este elemento en el manto rocoso terrestre es producto directo de la desintegración
del tungsteno en hafnio. La edad de la roca puede determinarse conociendo el
tiempo de esta desintegración. Los nuevos datos probablemente ayudarán
a los astrofísicos a explicar por qué el Sistema Solar difiere
de otros sistemas recién descubiertos a lo largo de la galaxia. Aunque
veinte millones de años más o menos parezcan poco.
El magnetismo terrestre y la gravedad
NewScientist En principio,
la gravedad y el campo magnético terrestre no tienen nada que ver, ya
que gravitación y electromagnetismo son fenómenos bien diferenciados,
por lo menos a bajas energías. Pues bien, científicos de la Comisión
Francesa de Energía Atómica afirman que existen dimensiones ocultas
que hacen que la gravedad se vea afectada por el campo magnético terrestre.
En un trabajo presentado en una reunión de la Sociedad Astronómica
Europea en Porto, Portugal, los franceses Jean-Paul Mbelek y Marc Lachieze-Ray
calcularon los valores que la constante gravitacional (G) tendría en
diferentes lugares del mundo. Y, además, pronosticaron que el valor de
G tendría que ser mayor donde el campo magnético fuese más
fuerte.
La notable afirmación de que dimensiones ocultas tienen algo que ver
con la fuerza de gravedad y el campo magnético es, desde ya, controversial.
Hasta ahora no parece haber evidencia experimental que avale la existencia de
estas dimensiones suplementarias a las tres de todos los días o prueba
en firme del vínculo entre gravedad y electromagnetismo terrestres.
Sin embargo, en el trabajo, basado en la teoría de cuerdas, que pretende
unificar todas las fuerzas de la naturaleza (y que presupone dimensiones ocultas
del espacio), los científicos franceses presumen que electromagnetismo
y gravedad influyen entre sí lo suficiente como para que la atracción
gravitatoria se vea afectada por el campo magnético terrestre. Los valores
medidos de G que exponen apoyan esta idea. Ahora, los investigadores planean
medir la gravedad en lejanos lugares como los polos magnéticos y a lo
largo de la línea del Ecuador, y contrastarlos con sus predicciones.
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