NOVEDADES EN CIENCIA
NewScientist
La ecuación del amor
Como si no bastaran los consejos de las revistas del corazón (que se
acumulan en peluquerías y consultorios médicos) y los libros de
autoayuda (que también se acumulan pero en las librerías de saldo,
a precios muy bajos), un grupo de científicos estadounidenses acaba de
anunciar la puesta a punto de un modelo matemático capaz de anticipar
posibles divorcios con un asombroso 94 por ciento de posibilidades.
La investigación –que condujo a la lucubración de este curioso
conjunto de algoritmos–, dirigida por el psicólogo John Gottman
y los profesores de matemática aplicada James Murray y Kristin Swanson
(Universidad de Washington, Estados Unidos), consistió en un minucioso
análisis de las reacciones de 700 matrimonios de Seattle ante ciertos
temas de conversación (como los hijos, el dinero o las relaciones amorosas)
a lo largo de diez años. Cada una de las conversaciones que mantuvieron
estas parejas en el “laboratorio del amor” (como informalmente se
conoce al Instituto de Investigación en Relaciones que dirige Gottman)
fueron grabadas en video y archivadas junto a cuestionarios y registros de datos
biológicos (como pulso y electrocardiogramas) de los voluntarios. Así,
los científicos descubrieron –con un ojo bastante conductista–
pautas de reacciones similares en muchas parejas: tonos de voz, sonrisas, caricias,
miradas agresivas, críticas y burlas, que fueron traducidas a términos
algebraicos y gráficos. Todo terminó plasmado en un modelo con
el que, aseguran los investigadores, se puede identificar qué matrimonios
están al borde de la crisis (incluso antes de que ellos mismos se enteren
y decidan el divorcio).
La publicidad que tuvo (y tiene) esta nueva cuantificación del comportamiento
humano es tal que, desde la semana pasada (justamente, la semana del Día
de los Enamorados), Gottman calma las inquietudes de todas aquellas parejas
que por la calle lo paran y le preguntan si vale la pena seguir juntos. A lo
que el psicólogo responde: mientras las reacciones positivas de una pareja
frente a un tema se mantengan en una relación de 5 a 1 sobre las negativas,
el matrimonio tiene futuro. Signifique lo que signifique, es bueno tenerlo en
cuenta.
Science
La última palabra
Toda muerte o extinción de un idioma es melancólica, trágica.
No sólo porque con ella se esfuma un modo de relacionarse con el mundo,
sueños, voces y saberes acumulados durante generaciones, sino porque
de una manera u otra es la huella palpable de un verdadero holocausto cultural.
Pero no tiene por qué ser así: las lenguas en vías de extinción
pueden salvarse, como ocurrió con el hebreo y el faroés, a finales
del siglo XIX.
Casi 600 de las 6800 lenguas que se hablan hoy en día en el mundo rozan
la irreversible desaparición. Entre ellas está el “ös”,
idioma de una minoría étnica en las profundidades de la estepa
siberiana que fue redescubierto recientemente –en una comunidad de cazadores/recolectores
a orillas del río Chulym, 450 km al norte de Mongolia– por un equipo
de lingüistas estadounidenses. Hasta ahora estaba catalogado (y olvidado)
como “Chulym medio” y se creía que pertenecía a la
familia de los idiomas “turkic-siberianos”, bastante diferentes
de los idiomas eslavos como el ruso. Después de buscar y buscar, el grupo
de científicos dirigido por K. David Harrison (Universidad Swarthmore,
Pennsylvania) localizó en seis pequeños asentamientos a sólo
35 hablantes de este idioma que nació en el 1500 de boca de los descendientes
de los tártaros. El ös es uno de tantos idiomas crónicos
que están a punto de disiparse, bajo la presión de idiomas mundialmente
dominantes como el ruso, el español, el inglés y el chino mandarín.
La progresiva desaparición de este idioma comenzó hace 350 años
(con la expansión del imperio ruso bajo la égida zarista) y se
acentuó desde 1930 bajo el terror stalinista, cuando se obligó
a las minorías siberianas a abandonar su estilo de vida y unirse al sistema
de granjas colectivas. Acción más, acción menos, muchos
especialistas creen que para fines del siglo XXI la mitad de los idiomas que
se escuchan en el mundo se extinguirán. Y nadie quedará para recordarlos.
Novedades
marcianas
u A 273 km de altura de la superficie marciana, la sonda Mars Express de la
Agencia Espacial Europea sacó, con su cámara de alta resolución,
una imagen tridimensional espectacular de la parte sur de la caldera del Monte
Olimpo, el volcán marciano de 22 km de altura (tres veces más
alto que el Everest), considerado el más grande del Sistema Solar. Sólo
la caldera tiene una profundidad de tres kilómetros.
u El domingo pasado, el robot Spirit de la NASA utilizó los instrumentos
que lleva en su brazo mecánico para examinar una roca estratificada,
bautizada por los científicos estadounidenses como “Mimi”.
Dos días después, el robotito superó el record de distancia
recorrida que ostentaba su antecesora, la sonda Sojourner, al moverse 108 metros.
También reveló con su espectrómetro de emisión térmica
nuevos secretos del clima marciano, al enviar a Tierra datos sobre los cambios
de temperatura que ocurren en la superficie marciana. En estos días se
dirige a un cráter conocido como Bonneville, que se encuentra a una distancia
de 250 metros de donde está en este momento.
u Del otro lado del planeta rojo, en Meridiani Planum, el robot Opportunity
recorrió 9 metros seguidos y luego dio una vuelta en forma de “U”.
Poco antes, el todo terreno había analizado y fotografiado unos extraños
gránulos redondos que parecen haber caído de la roca que sobresale
del borde del cráter donde se posó. Ahora se dirigirá a
un sitio apodado “El Capitán”, parte de una roca que sobresale
de la superficie.
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