FINAL DE JUEGO
Correo de lectores II: Continúa la polémica alrededor del Café Científico y los médicos
Sobre los experimentos medicos
Señores de la redacción de Futuro:
Me dirijo a ustedes en relación al comentario del Dr. Raúl Pensel (referido a las opiniones del Sr. Julio Nudler en la nota sobre el Café Científico del 24/8) publicado en el suplemento del sábado 7 de setiembre, así como a la respuesta del Sr. Nudler aparecida a continuación.
En mi opinión, la polémica se desliza inadvertidamente de lo metodológico a lo ético. El Sr. Nudler tiene razón sin duda cuando sostiene que la lógica del capitalismo es la ganancia, y no cabe duda que ello desencadena innumerables sufrimientos y promueve conductas privadas y públicas irracionales desde cualquier otro punto de vista que el del lucro. Dicho esto, debe reconocerse que una parte sustancial del bagaje cultural y científico contemporáneo resulta una emanación de formaciones sociales donde predomina el modo capitalista de producción. Los ensayos clínicos controlados y aleatorizados constituyen el corazón de las investigaciones científicas en el área de la salud y forman parte de avances que son ya patrimonio de la humanidad entera. Los protocolos de Helsinki y otras normativas adicionales los complementan desde el ángulo ético. En muchas ocasiones, el rigor de los protocolos de investigación clínica y de las reglas bioéticas universalmente consensuadas resulta contradictorio respecto de la optimización del lucro que buscan los laboratorios y ciertos actores sociales privados de la investigación. Surgen entonces presiones para ablandar la “estrictez” de los protocolos y de las disposiciones regulatorias de los derechos de los pacientes. Los integrantes del Comité de Investigación Clínica del Hospital A. Posadas, por ejemplo, hemos constatado que algunos proyectos de investigación presentados por importantes laboratorios se hallan hábilmente diseñados a fin de enmascarar desviaciones respecto de las mencionadas normas. Tampoco resulta casual que en la Conferencia Internacional sobre Patogénesis y Tratamiento del Sida, realizada el año pasado en Buenos Aires, algunos participantes hayan explícitamente sostenido el reemplazo de las regulaciones de Helsinki por otras menos restrictivas. En otros términos, la firme aplicación de las reglas metodológicas y éticas constituidas alrededor de los ensayos clínicos, lejos de favorecer los aspectos más salvajes del capitalismo, les pone límites, y es por ello que los laboratorios buscan el modo de sacarse de encima ese fastidio. Es frecuente que las empresas del sector forcejeen con las reglas a fin de introducir en el mercado medicamentos inútiles, con efectos adversos o de acción equivalente pero más caros que otros ya existentes, pero también en este caso las exigencias de ajustarse a los protocolos acotan tales pretensiones. Finalmente, deseo advertir que la hipotética existencia de profesionales corruptos no desmerece la generalizada transparencia con que los trabajadores de la salud pertenecientes a los Comités de Investigación Clínica y de Etica de las instituciones públicas argentinas evalúan los proyectos que son sometidos a su examen.
Pedro Luis Cazes Camarero
Magister Scientiae en Metodología
de la Investigación Científica, miembro
del Comité de Investigación Clínica
del Hospital Nacional “A. Posadas”.
También escribieron en el mismo sentido Héctor Bernal y José Luis Carreira, pero sus cartas no se publican por razones de espacio.