FINAL DE JUEGO
–Es interesante la
propaganda que están haciendo los laboratorios contra los genéricos
–dijo el Comisario Inspector–.
–Casi no miro televisión –dijo Kuhn.
–Lo sospechaba –dijo el Comisario Inspector–. Bueno, lo cierto
es que se trata de una propaganda muy dulce, parecida a las que suelen hacer
las prepagas, en la que se sostiene que no hay dos pacientes iguales, no hay
dos médicos iguales, y no hay dos medicamentos iguales. Nada más.
–Bueno –dijo Kuhn–. Es obvio que eso es verdad. Si dos personas
son distintas, aunque padezcan la misma enfermedad, no son iguales. Sólo
la policía confunde a la gente pensando que son todos criminales.
–La razón de ser de la policía es la subjetividad –dijo
el Comisario Inspector–, porque sólo la subjetividad permite el
delito y, en consecuencia, el castigo. Ahora, que la policía haya olvidado
su razón de ser y se embarque en aventuras criminales ya es otra cosa.
–¿Y qué pasa con los genéricos? –preguntó
Kuhn, después de un instante de silencio.
–Pasa que, viendo esa propaganda, pensé en las posturas posmodernas
sobre la ciencia, que niegan contenido objetivo a las enfermedades y las ven
como puras construcciones culturales.
–Pero las enfermedades son construcciones culturales –protestó
Kuhn–. Pensemos sólo en la lepra, o el estrés.
–Desde ya –dijo el Comisario Inspector– eso es obvio, pero creo
que no vale para todas, por ejemplo para aquellas que tienen un agente causal
conocido, como la poliomielitis. O para aquellas que tienen explicación
funcional. Es decir, me parece más razonable considerar “puramente
culturales” a las enfermedades que se definen por conjuntos de síntomas
complejos, que aquellas que, o bien son producidas por agentes causales identificables,
o bien admiten explicaciones funcionales identificables.
–A menos que uno considere que las explicaciones causales también
son culturales, y en ese caso...
–Bueno, bueno, bueno –interrumpió el Comisario Inspector–.
Yo sólo quería señalar de qué manera la propaganda
de los laboratorios, al negar la enfermedad objetiva, o la situación
objetiva sobre la cual actúa la droga objetiva..., esto es, el genérico,
coincide con las posturas construccionistas: “No existen las enfermedades
sino los enfermos, no existen las drogas que actúan sobre ellas, sino
los productos de los laboratorios”. Y todos esos sociólogos de la
ciencia que se creen progresistas o de izquierda porque atacan a la ciencia
y su “pretendida objetividad”, como dicen ellos, son un excelente
argumento contra los genéricos.
–Creo que la discusión vale la pena –urgió Kuhn–,
propongo que la sigamos, pero ahora el enigma de hoy.
–Uno muy, pero muy fácil –dijo el Comisario Inspector–.
El filósofo del lenguaje Jerry Fodor un día se dijo: terminaré
los 27 cigarrillos que me quedan y dejaré de fumar. Pero resulta que
Jerry Fodor solía fumar, como corresponde a un filósofo, sólo
dos tercios de cada cigarrillo, y pronto descubrió que, con la ayuda
de una cinta adhesiva, con tres colillas podía fabricar un nuevo cigarrillo.
La pregunta es: ¿cuántos cigarrillos fumó Jerry Fodor antes
de convertirse en un ex fumador?
¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Cuántos fumó? ¿Y qué piensan de los genéricos? ¿Tiene razón el Comisario Inspector cuando atribuye posturas posmodernas a los laboratorios?
Correo de lectores
UNOS
Estimados Kuhn y Comisario Inspector:
Creo ver en el enigma propuesto la mano del Dupin de Poe en “La carta robada”,
donde la mejor forma de esconder algo es dejarlo bien a la vista. Si 11111 es
un cuadrado perfecto, entonces se expresa en base 3, es decir con tres dígitos,
O, 1, y 2; y representa al número ciento veintiuno, cuya raíz
positiva es el número once que se escribe 1O2. Si 1111 es un cuadrado
perfecto entonces está expresado en base 7 y es el número cuatrocientos,
cuya raíz positiva es veinte que se escribe 26. Los resultados pueden
demostrar que es muy difícil salir del paradigma de la base 10 para adular
el ego del apreciado Kuhn.
José Luis Carreira
Números, números
Estimado Comisario Inspector:
Tengo el placer de enviarle la solución al enigma de los números
enteros.
Usted escribió “números”, pero sin aclarar en qué
base estaban expresados, pero tantos “unos” me dio que pensar, ¿no
será una expresión binaria? Claro que no, mi estimado Comisario,
porque en esta base sus raíces no son enteros. A partir de la hipótesis
de que cada uno de ellos pertenece a un sistema distinto, usé mi intuición
(y su pregunta ¿cuál es mayor? me dio el pie). Después
de una moderada cantidad de ensayos, descubrí:
¡1111 es un número de base 7 y en decimal equivale a 400!
Su raíz no es otra
que 20. Del mismo modo: 11111 en base 3 equivale a 121 decimal. Raíz
positiva de este número es 11. (Descuento que todos saben que la raíz
par puede ser tanto positiva como negativa y que casi toda ecuación diofántica
puede tener más de una solución.)
Disfruté con este problema, espero haber acertado y que nadie se enoje.
Jaime Godelman
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