Sáb 05.10.2002
futuro

FINAL DE JUEGO

Donde se habla de los genéricos, la posmodernidad y se propone un enigma tabacalero

Por Leonardo Moledo

–Es interesante la propaganda que están haciendo los laboratorios contra los genéricos –dijo el Comisario Inspector–.
–Casi no miro televisión –dijo Kuhn.
–Lo sospechaba –dijo el Comisario Inspector–. Bueno, lo cierto es que se trata de una propaganda muy dulce, parecida a las que suelen hacer las prepagas, en la que se sostiene que no hay dos pacientes iguales, no hay dos médicos iguales, y no hay dos medicamentos iguales. Nada más.
–Bueno –dijo Kuhn–. Es obvio que eso es verdad. Si dos personas son distintas, aunque padezcan la misma enfermedad, no son iguales. Sólo la policía confunde a la gente pensando que son todos criminales.
–La razón de ser de la policía es la subjetividad –dijo el Comisario Inspector–, porque sólo la subjetividad permite el delito y, en consecuencia, el castigo. Ahora, que la policía haya olvidado su razón de ser y se embarque en aventuras criminales ya es otra cosa.
–¿Y qué pasa con los genéricos? –preguntó Kuhn, después de un instante de silencio.
–Pasa que, viendo esa propaganda, pensé en las posturas posmodernas sobre la ciencia, que niegan contenido objetivo a las enfermedades y las ven como puras construcciones culturales.
–Pero las enfermedades son construcciones culturales –protestó Kuhn–. Pensemos sólo en la lepra, o el estrés.
–Desde ya –dijo el Comisario Inspector– eso es obvio, pero creo que no vale para todas, por ejemplo para aquellas que tienen un agente causal conocido, como la poliomielitis. O para aquellas que tienen explicación funcional. Es decir, me parece más razonable considerar “puramente culturales” a las enfermedades que se definen por conjuntos de síntomas complejos, que aquellas que, o bien son producidas por agentes causales identificables, o bien admiten explicaciones funcionales identificables.
–A menos que uno considere que las explicaciones causales también son culturales, y en ese caso...
–Bueno, bueno, bueno –interrumpió el Comisario Inspector–. Yo sólo quería señalar de qué manera la propaganda de los laboratorios, al negar la enfermedad objetiva, o la situación objetiva sobre la cual actúa la droga objetiva..., esto es, el genérico, coincide con las posturas construccionistas: “No existen las enfermedades sino los enfermos, no existen las drogas que actúan sobre ellas, sino los productos de los laboratorios”. Y todos esos sociólogos de la ciencia que se creen progresistas o de izquierda porque atacan a la ciencia y su “pretendida objetividad”, como dicen ellos, son un excelente argumento contra los genéricos.
–Creo que la discusión vale la pena –urgió Kuhn–, propongo que la sigamos, pero ahora el enigma de hoy.
–Uno muy, pero muy fácil –dijo el Comisario Inspector–. El filósofo del lenguaje Jerry Fodor un día se dijo: terminaré los 27 cigarrillos que me quedan y dejaré de fumar. Pero resulta que Jerry Fodor solía fumar, como corresponde a un filósofo, sólo dos tercios de cada cigarrillo, y pronto descubrió que, con la ayuda de una cinta adhesiva, con tres colillas podía fabricar un nuevo cigarrillo. La pregunta es: ¿cuántos cigarrillos fumó Jerry Fodor antes de convertirse en un ex fumador?

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Cuántos fumó? ¿Y qué piensan de los genéricos? ¿Tiene razón el Comisario Inspector cuando atribuye posturas posmodernas a los laboratorios?

Correo de lectores

UNOS
Estimados Kuhn y Comisario Inspector:
Creo ver en el enigma propuesto la mano del Dupin de Poe en “La carta robada”, donde la mejor forma de esconder algo es dejarlo bien a la vista. Si 11111 es un cuadrado perfecto, entonces se expresa en base 3, es decir con tres dígitos, O, 1, y 2; y representa al número ciento veintiuno, cuya raíz positiva es el número once que se escribe 1O2. Si 1111 es un cuadrado perfecto entonces está expresado en base 7 y es el número cuatrocientos, cuya raíz positiva es veinte que se escribe 26. Los resultados pueden demostrar que es muy difícil salir del paradigma de la base 10 para adular el ego del apreciado Kuhn.
José Luis Carreira

Números, números
Estimado Comisario Inspector:
Tengo el placer de enviarle la solución al enigma de los números enteros.
Usted escribió “números”, pero sin aclarar en qué base estaban expresados, pero tantos “unos” me dio que pensar, ¿no será una expresión binaria? Claro que no, mi estimado Comisario, porque en esta base sus raíces no son enteros. A partir de la hipótesis de que cada uno de ellos pertenece a un sistema distinto, usé mi intuición (y su pregunta ¿cuál es mayor? me dio el pie). Después de una moderada cantidad de ensayos, descubrí:

¡1111 es un número de base 7 y en decimal equivale a 400!

Su raíz no es otra que 20. Del mismo modo: 11111 en base 3 equivale a 121 decimal. Raíz positiva de este número es 11. (Descuento que todos saben que la raíz par puede ser tanto positiva como negativa y que casi toda ecuación diofántica puede tener más de una solución.)
Disfruté con este problema, espero haber acertado y que nadie se enoje.
Jaime Godelman

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