futuro

Sábado, 22 de marzo de 2003

FINAL DE JUEGO

Donde se menciona el estado del mundo y se cuenta la historia de un niño mendocino

 Por Leonardo Moledo

–Muchas cartas –dijo el Comisario Inspector pavoneándose– y de todos los lugares del mundo.
–De un mundo que no parece andar muy bien –dijo Kuhn–, pero los lectores encuentran la solución de los enigmas de manera menos destructiva y criminal que los políticos del Imperio.
–Es así –dijo el Comisario Inspector– y los lectores también hablan de la “guerra”.
–¿Por qué entre comillas? –preguntó Kuhn.
–Porque no se trata de una guerra –dijo el Comisario Inspector, levantándose y empezando a caminar. Kuhn lo acompañó–. La palabra “guerra” remite a una especie de paridad, de equilibrio, que no es el caso. Se trata de una invasión mera y simple. Como la de Panamá, o la de Granada. Una simple masacre.
–Y un nuevo orden mundial –dijo Kuhn– comandado por un gendarme omnipotente.
–Querría recomendarles a nuestros lectores un libro notable, y que pasó desapercibido: Breve historia del futuro, de... no recuerdo el autor ahora, pero es una prospectiva muy interesante. Sombría, depresiva. Y la verdad es que este estado de cosas me impide discurrir hoy (hay un lector que nos reprocha lo que llama “divagaciones teóricas”), así que voy directo al enigma, sin que “alguien” tenga que recordármelo.
–Veamos –dijo Kuhn.
–Alberto Díaz Artutzky Barros nació en Mendoza un domingo azaroso, destemplado y azaroso. Llovía de a ratos y el día anterior se había visto un número desusado de gatos en las calles. Había como granito en el aire, y por lo menos alguna plaza tenía el césped sin cortar. Fue un niño activo y triste, de una fantasía somera, pero exuberante. El día que cumplió siete años estaba con sus padres en Buenos Aires, y era uno de esos domingos inverosímiles, en los que los porteños no comprenden ni quiénes son ni quiénes han sido.
–Como les ocurre todos los días –dijo Kuhn– y no solamente los domingos. ¿Pero cuál es el enigma?
–¿Qué edad tenía en 1996?

¿Qué piensan nuestros lectores? ¿Qué edad tenía Alberto Díaz Artutzky Barros en 1996? ¿Hacia dónde caminaba el Comisario Inspector? ¿Por qué lo acompañó Kuhn?

Correo de lectores

Solución
Solución: 28 personas. 14 estudiaban Matemática, 7 Música, 4 no hacían nada y 3 ancianos.
Julieta Merello. 2 “C”.
Instituto Don José de San Martín.

Digresiones
Como comentario, al enigma de Pitágoras, quiero señalar que, con muchos más que 28 alumnos, la escuela de mi hija unificó los dos turnos que tenía (mañana y tarde) en uno solo, para bajar costos. Seguramente la directora no tiene la capacidad de Pitágoras para resolver problemas de deserción escolar, o bien el griego tenía un subsidio estatal mejor que el del colegio de mi hija. O tal vez Pitágoras quebró y por eso sus descendientes se dedicaron a profesiones más lucrativas, como es el caso de “Pit” Sampras.
Saludos.
Jorge Puccio. Santa Fe.

Iluminismo
Es cierto, esta guerra es también un coletazo del Iluminismo, y si debemos volver a él (¿alguna vez nos fuimos?), realmente no sé cómo ni por qué ni para qué, ya que pienso que podemos proponer alternativas diferentes que no sean por eso lo opuesto. No es A o no A. No es el sinvergüenza de un lado, o caer en brazos del sinvergüenza del otro lado. Podemos vivir sin sinvergüenzas. .
Desde Boston, mirando al sur,
Stella Accorinti

Enigma
Estimados Comisario Inspector y Kuhn:
La escuela de Pitágoras tenía el número óptimo de alumnos para una clase: 28; (...) pero queda un enigma mayor: si los ancianos no se interesaban en las matemáticas ni en la música, pero sí participaban en las clases, ¿sobre qué tema participaban?
Un saludo
Andrés Méndez

Pitágoras y su escuela
¿Cómo es posible que con 28 alumnos solamente la escuela de Pitágoras haya trascendido y se hable aún de ella 25 siglos después? Conozco escuelas con miles de alumnos de las que no se hablará más en 10 años a lo sumo.
Un abrazo
Santiago Kukurutz

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