FINAL DE JUEGO
Donde se habla de la visita de un comisario a la ciudad de un filósofo y se plantea un enigma sobre puentes kantianos
Por Leonardo Moledo
Por Leonardo Moledo
Königsberg, 7 de febrero de 2004
Dado que se cumplen dos siglos de la muerte de Immanuel Kant, me pareció razonable viajar de Tafí del Valle a Königsberg, para rendirle un pequeño homenaje, en esta bella ciudad, partida por el río Pregel (en ruso, Pregola), que ahora pertenece a Rusia y que en los tiempos del gran filósofo estaba ubicada en la Prusia Oriental. Recorrí el paseo del filósofo, y como preveía la necesidad de plantear un enigma, o algo que se le pareciera, fui a visitar los famosos siete puentes que unen la ciudad con las dos islas que el Pregel forma en su discurrir hacia el Mar del Norte, y que se transformaron en un enigma clásico de las matemáticas.
El problema que se planteaba en el siglo XVIII era la posibilidad de hacer un recorrido que pasara por los siete puentes, pero sólo una vez por cada puente, y que parecía no tener solución (ver el esquema en la página central). El problema parecía no tener solución, pero el matemático Leonhard Euler (1707-1783) demostró que no era posible ese paseo, y de paso, desarrolló una teoría matemática capaz de tratar estos problemas, que derivaría en lo que hoy se conoce como la teoría de grafos.
Lo interesante del enigma de Königsberg es que no tienen la menor importancia ni el tamaño de los puentes ni las dimensiones y formas de las islas. Se podría reducir cada trozo de tierra firme a un punto y cada puente a un hilo de kilómetros de longitud, y las dificultades y la imposibilidad de solución serían idénticas. Este es el tipo de situaciones que aborda la topología.
¿Es posible que Kant haya recorrido estos puentes? Seguramente, a pesar de las leyendas sobre su obsesión metódica. ¿Los recorría para ir a dar sus clases en la universidad? He preguntado a los transeúntes, pero ninguno ha sabido darme una respuesta, en especial porque yo no hablo ruso.
Comisario Inspector Díaz Cornejo