Nadie olvida la cara de sorpresa de los científicos de la NASA cuando hace 29 años la sonda Viking fotografió al parecer lo que muchos interpretaron como otra cara, la cara de Marte, de 3 km de ancho por 3 de largo y, para colmo, parecida a un faraón egipcio. La inquietud no duró mucho y poco tiempo después concluyeron que era sólo otra meseta marciana más. Aun así, cada vez que la nave europea Mars Express retrata bien de cerca al planeta rojo muchos recuerdan el “incidente” y los delirios conspirativos que despertó. Una de las últimas imágenes en llegar es la del cráter Nicholson de 100 km de ancho, al sur de la “Amazonis Planitia” y al noroeste de la región conocida como “Medusae Fossae”. Aún nadie vio en ella rostros de viejos faraones, pero nunca se sabe.