La venta de un reactor nuclear argentino a Australia, que tecnológicamente es una indiscutible buena noticia, enseguida se tornó polémica porque el contrato obligaba al tratamiento en la Argentina de ciertos subproductos (¿residuos?, ¿combustibles quemados?). A partir de ese momento, los bandos nucleares y ecológicos quedaron bien diferenciados, con posiciones irreconciliables. Y la polémica llegó hasta el Café Científico, en el que un representante de Greenpeace, Juan Carlos Villalonga, y un defensor de la energía nuclear, Antonio Tersigni, discutieron sobre los peligros eventuales de la energía nuclear y específicamente sobre el tratamiento de los desechos-combustibles, o como sea, en el país. Futuro eligió algunos fragmentos del Café Científico, organizado por el Planetario de la Ciudad, en el que los disertantes presentaron argumentos a favor y en contra.