Probablemente fumar sea uno de los actos culturales de mayor incidencia en la salud pública. Bronquitis crónicas, enfisemas, enfermedades pulmonares, neumonías y empeoramiento del asma, entre otros problemas, están relacionados con el cigarrillo. Además, el monóxido de carbono que respira el fumador inhibe la capacidad de la sangre de transportar oxígeno a órganos vitales como el corazón o el cerebro. Sin embargo, el tabaquismo puede ser regulado tanto mediante tratamientos psicológicos como farmacológicos, tal como lo muestra Futuro en esta edición dedicada a la salud y destinada a hacerse humo.