Espionaje, intriga, Guerra Fría, sazonados con pizcas de parapsicología, mentalistas y adoradores de Satán: seudociencias que la mismísima ciencia se encargó (y se encarga) de poner en su lugar. Y si esto no fuera suficiente, a la mesa se sientan como comensales del banquete (que poco o nada tienen que ver con El banquete de Platón) agentes de la CIA, de la KGB y otros simpáticos organismos. La mesa está servida. Pasen y degusten.