El caso Heisenberg: ¿como actuan los cientificos?
Diego H. de Mendoza: Aprovechando que acá tiene mucho éxito, inesperado éxito diría, la obra de teatro Copenhague (que continúa en escena en el San Martín), veamos el caso de un científico particular: Werner Heisenberg. Heisenberg fue uno de los físicos más dotados del siglo XX que, sin adherir a la causa nazi, decidió permanecer en la Alemania nacionalsocialista, aceptó ocupar una posición científica encumbrada en Berlín y fue el líder del programa de investigación sobre fisión nuclear del ejército alemán durante los años de la II Guerra Mundial.
En 1925, a los veinticuatro años, Heisenberg había desarrollado un formalismo matemático original apto para expresar los controvertidos conceptos de la naciente física cuántica. En 1927, formuló el Principio de Incertidumbre. En 1933, el mismo año de la llegada de Hitler al poder, Heisenberg recibió el Premio Nobel de Física. En 1937, fue presionado por las SS por enseñar la Teoría de la Relatividad, “esa física judía”.
En septiembre de 1941, Heisenberg viaja a Copenhague, donde se produce la visita que le sirvió a Michael Frayn para su obra, en la que ve a su maestro, el físico danés Niels Bohr. El tema de Copenhague es qué fue a hacer Heisenberg a Dinamarca, para qué fue a verlo a Bohr. Pero más allá de todas las elucubraciones, la obra actualiza estos mismos interrogantes. ¿Cómo puede ser que un científico tan genial haya trabajado a favor de la Alemania nazi? Para el historiador David Cassidy, la ambigua posición de Heisenberg frente al régimen nacionalsocialista coincide con la de otros alemanes no judíos que, sin ser nazis, sostenían un orgulloso nacionalismo, que está en contra del régimen, pero pensaban que la guerra estaba por terminar a su favor. Esta élite –representada en círculos artísticos, académicos y militares– a mediados de 1941 pensaba que al inminente desenlace de la guerra a favor de Alemania le seguiría el reemplazo de Hitler. El mundo conocería entonces la “Alemania real”. Más tarde, cuando la fortuna bélica del Eje se tornó sombría, fueron hombres salidos de este sector del nacionalismo quienes planearon, en junio de 1944, el atentado contra Hitler, que salió ileso.
Para otros historiadores, la confusión y el misterio que envuelve el “caso Heisenberg” son intencionales. El misterio habría sido promovido por el mismo Heisenberg y sus discípulos para que se creyera que el científico intentó retrasar el programa bélico alemán, y gracias a esto Hitler no tuvo la bomba.
El ejemplo, más allá de las polémicas, sirve para pensar en la extraordinaria responsabilidad que tenía Heisenberg como científico; de alguna forma, esa responsabilidad cayó sobre su cabeza. Era nada menos que quien tenía a su cargo todo el programa de fisión nuclear de la Alemania en guerra.
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