Mercurio es una exótica, caprichosa y desolada tristeza planetaria. No tiene el innegable atractivo de Marte, el ominoso tamaño de Júpiter o el hipnótico glamour de Saturno. Pero es todo un experto en rarezas. Con apenas 4880 kilómetros de diámetro, es el más chico de los 8 planetas del Sistema Solar. Y está tan próximo del Sol (tres veces más cerca que la Tierra), que apenas tarda tres meses de los nuestros en completar su órbita marcadamente ovalada: Mercurio “vuela” a más de 100 mil km/hora. Sin embargo, la misma gravedad solar que lo obliga a correr alocadamente en su órbita, prácticamente ha “frenado” su rotación: gira sobre sí mismo a unos 10 km/hora. Esta rara combinación de velocidades da lugar a algo sumamente curioso: en Mercurio, los días (entendidos como el tiempo que transcurre entre una salida de Sol y la siguiente) duran 6 meses terrestres. O sea, dos años mercurianos.

Este mundito gris amarronado tiene una superficie rocosa, “pelada” y bombardeada de filosos cráteres. Su atmósfera –por llamarla de algún modo– es un hilo de gas, formado por trazas de oxígeno, helio y argón, entre otros. Justamente por eso, las temperaturas en la superficie de Mercurio oscilan salvajemente entre el día (más de 400C en el ecuador) y la noche (200C bajo cero). Todo un record: es la mayor amplitud térmica de todo el Sistema Solar.

Hoy en día, Mercurio parece estar geológicamente muerto: no hay indicios de procesos de tectónica, vulcanismo o erosión. Más allá del esporádico impacto de asteroides o cometas, se trata de un mundo fósil: está esencialmente igual que hace 3 o 4 mil millones de años. Sin embargo, Mercurio tiene un campo magnético global más que respetable, algo que no tiene Marte, ni Venus. Y también, ostenta la mayor densidad media de todos los planetas: 5.5 gramos/cm3. Ambas características apuntan a un enorme núcleo metálico, mayormente de hierro, de casi dos tercios del diámetro total del planeta. A escala, ni la Tierra, ni Venus, ni Marte (sus hermanos mayores) tienen semejante corazón de hierro. Desde todo punto de vista, Mercurio es un mundo bien “heavy metal”.