futuro

Sábado, 17 de mayo de 2003

Redescubriendo la lactancia materna

La leche materna es el alimento perfecto e ideal para los bebés, de no haber sido así costaría explicar acabadamente la supervivencia y el éxito de los mamíferos sobre la Tierra. Sin embargo, reflexiona la doctora María Luisa Ageitos, “se dio la extraña situación durante el siglo XX de que tuvo que haber investigación científica que demostrara que esta forma de alimentación natural era buena. Fue como si no tuviese que demostrar que es mejor estar vivo que estar muerto”.
“Es algo loco –continúa–, pero como muchas veces hay que seguir la corriente de la locura se realizaron numerosos trabajos que demostraron que permitieron redescubrir durante el último cuarto del siglo pasado los beneficios de la lactancia materna.” ¿Cuáles son esos beneficios que vieron la luz de la mano de la ciencia moderna?
1. La leche materna constituye la primera inmunización del bebé: contiene anticuerpos y células vivas que lo protegen de los microorganismos presentes en el ambiente particular donde ha nacido, lo cual no es poco si se piensa que las enfermedades infecciosas constituyen la principal amenaza durante los primeros meses de vida. Esa protección resulta efectiva mientras el bebé va adquiriendo inmunidad a través de las distintas vacunas que habrá de recibir.
“Esa protección está ecológicamente adaptada: protege contra los gérmenes específicos de su ambiente –señala Ageitos–. En los bebés internados en unidades de terapia intensiva, por ejemplo, donde hay multitud de gérmenes muy agresivos, la mamá que se interna junto a su hijo toma contacto a través de su intestino con esos gérmenes, y fabrica anticuerpos que llegan al bebé a través de la leche. Probablemente, ahora en China, las mamás estén produciendo anticuerpos contra el SARS.”
Así es como los bebés que no son amamantados son por lo menos dos veces más propensos a sufrir diarreas, lo que eleva 25 veces el peligro de muerte antes de los dos meses de vida. “La lactancia protege y previene también contra enfermedades como la neumonía, la otitis, la meningitis o la alergia, así como también contra afecciones en la posterior edad adulta, como la obesidad, la hipertensión, la ateroesclerosis y la diabetes insulinodependiente.”
2. La leche materna es el alimento perfecto para los bebés: aporta todos los elementos nutritivos que necesita durante sus primeros meses de vida. “Contiene proteínas humanas, células humanas, hidratos de carbono y grasa específicas que son necesarias para el desarrollo del cerebro humano -afirma Ageitos–. Además, la leche de los mamíferos está adaptada a la velocidad de crecimiento de la cría y a su composición corporal.”
“En el caso de los seres humanos, que tenemos una cabeza muy grande en relación al cuerpo, la leche posee todos los nutrientes específicos necesarios para permitir el desarrollo de sinapsis y el gran crecimiento neuronal que experimentan los bebés durante los primeros años de vida -agrega la especialista–. Está demostrado que los chicos que son amamantados tienen un mejor desarrollo intelectual.”
3. La lactancia natural contribuye al espaciamiento de los nacimientos: el amamantamiento frecuente a partir del nacimiento da lugar a niveles hormonales que inhiben la ovulación e impiden el embarazo. Se estima que la lactancia materna exclusiva brinda un 98 por ciento de protección contra el embarazo durante los seis meses posteriores al parto, siempre que sea practicada a libre demanda del bebé.
4. El amamantamiento fomenta vínculos profundos entre la madre y su hijo: las primeras horas de vida del bebé son especialmente importantes en el establecimiento del vínculo madre-hijo, afirma un informe de Unicef, “ya que durante ese momento se registran imágenes táctiles, olfatorias, auditivas y visuales que tienen efectos positivos y para toda la vida”.
Según María Luisa Ageitos, “está demostrado que entre los bebés que son separados de sus madres durante los primeros días posteriores al nacimiento, son mucho más frecuentes los casos de maltrato y de falta de cuidado. Aunque no es la única forma de hacerlo, está demostrado que el amamantamiento, especialmente desde las primeras horas de vida, refuerza el vínculo”.
5. La lactancia natural salva vidas de madres: “Cuando el amamantamiento empieza durante la primera hora después del nacimiento, la placenta es expulsada más rápidamente y se reduce el riesgo de hemorragia posparto, que puede poner en peligro la vida de la madre –informa un trabajo de Unicef–. La lactancia materna también reduce sustancialmente el riesgo de cáncer de mama y brinda protección contra el cáncer de ovarios”.

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