A mediados de la década del ‘80 se reunieron las principales instituciones científicas del mundo ante la escalada de opiniones con respecto a que la tendencia a la violencia humana era de origen evolutivo y animal. Se decía que el hombre había recibido la herencia animal para desarrollar todas sus actitudes destructivas. De ese encuentro surgió la Declaración de los Científicos Internacionales acerca de la Violencia, que sostiene, entre otros, los siguientes puntos:
• Es científicamente incorrecto que hemos heredado de nuestros ancestros animales una tendencia a hacer la guerra.
• Es científicamente incorrecto decir que la guerra o cualquier otra conducta violenta está genéticamente programada en nuestra naturaleza humana.
• Es científicamente incorrecto decir que en el curso de la evolución humana ha habido una selección de las conductas agresivas.
• Es científicamente incorrecto decir que los humanos poseen un cerebro violento.
• Es científicamente incorrecto decir que la guerra es causada por instintos.