La pelea por la anticoncepción gratuita llevó veinte años de democracia. Recién en el 2002 se aprobó la ley de Salud Sexual y Procreación Responsable. Pero ahora se olvida el derecho a gozar sin descuidarse y sin gastar. Tanto las y los adolescentes como todas las mujeres adultas pueden pedir preservativos en hospitales públicos y centros de salud u obras sociales. Tal vez se debería avanzar en el reparto en colegios y otros centros para que la salud y el placer no esperen que les toquen la puerta para evitar enfermedades de transmisión sexual, VIH y embarazos no buscados. Las escuelas públicas y privadas deberían ser un centro de protección ya que la edad de inicio, promedio de las relaciones sexuales es de 15,5 años entre las mujeres y de 14,9 entre los varones, según la Primera Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, realizada por el INDEC y el Ministerio de Salud, en el 2013.

Pero, aunque cada vez se hable menos de forros –y la protección podría reforzarse y acercarse a las más jóvenes-, no faltan insumos para cuidarse y gozar. Entre el 2013 y septiembre del 2015 el Programa de Salud Sexual y Procreación Responsable y la Dirección Nacional de Sida del Ministerio de Salud de la Nación repartieron 148.584.240 preservativos. O sea que, por mes, se entregan gratuitamente más de cuatro millones de preservativos. La primera vez el forro tiene un lugar protagónico: el 93 por ciento de los chicos y chicas de entre 14 a 19 años, descubrió el sexo junto al condón. Aunque después se producen algunos baches. El preservativo siempre tiene que estar aunque se usen otros métodos anticonceptivos. Pero la mitad de las mujeres prefiere esquivarle a la maternidad con pastillas, inyecciones, parches o implantes hormonales. Y tres de cada diez, en cambio, elige métodos de barrera como preservativo, diafragma, espumas, jaleas u óvulos.

Más información: Línea de Salud Sexual 0800-222-3444