MONDO FISHION
› Por Victoria Lescano
Desde que la dupla de diseñadores portugueses cobijada bajo la denominación Marqués de Almeida resultó ganadora de la segunda edición del concurso del grupo de lujo LMVH dedicado a los nuevos talentos, la escena de la moda comenzó a celebrar su estilo lejos de los cánones del mainstream. Por entonces y ante un jurado compuesto por los diseñadores Karl Lagerfeld, Marc Jacobs, Phoebe Philo, Raf Simons, Ricardo Tisci, Nicolas Ghèsquiere, J.W. Anderson, Humberto Leon y Carol Lim, exhibieron prendas trabajadas en sedas y brocatos bajo los designios del patchwork y con prédicas acerca del lujo en apliques de pedrería. La democracia del dénim también se hizo presente en chaquetas cazadoras de morfología avant-gard, faldas desflecadas de ruedo irregular y pantalones con recortes estratégicos dejando al descubierto las rodillas.
Lxs portugueses Marta Marques y Paulo Almeida son egresadxs del Central Saint Martin´s y fueron premiados con una pieza de arte, 300.000 euros y la posibilidad de participar en un programa de mentorías. En la reciente edición de la semana de la moda de Londres, Marqués de Almeida presentó su colección y lejos de los modelos de agencias fue exhibida en los cuerpos de sus amigos. Las 37 pasadas versaron e ilustraron modos de uso de renovadas estampas inspiradas en el clásico pied de poule, también llamada pata de gallo de la sastrería, remozadas tramas en punto red, variaciones sobre el denim; faldas largas y chaquetas con el riguroso método de hilachas a la vista. Una falda cruza con un manto de tela de sastrería british en gamas de marrón dispuesto sobre un vestido viso de seda verde esmeralda, una holgada camisa a cuadros blanca y roja y por encima un largo vestido con efectos tye die en violáceo. Destacados: un vestido celeste corto, con elogios de frunces y tablas matizado con botas amarillas en punta, un buzo verde oversize que abrigó una camisa celeste y complementó a una falda recta con asimetrías punk. El estilo Marqués de Almeida resulta refrescante para la escena actual pero para quienes conocimos las colecciones de Prisl, urdidas entre 1990 y 2000 desde la Bond Street o una tienda con ring de box de Palermo, trae nostalgia de 1990 y representa algo ya conocido. La modalidad de recuperar y celebrar a diseñadores lejos de las premisas de las tendencias parece ser la nueva estrategia en la trama de la moda. Vale remitirse al colectivo de diseñadores que se conformó en los recreos de trabajo en Vuitton y en Margiela bajo el nombre Vetéments, celebra a la ropa vieja y a los estilos ya conocidos: el modelo más taquillero de esa firma fue un vestido largo con flores. Su líder, Demna Gvasalia, fue designado diseñador de Balenciaga hacia fines de 2015.
Todo indica que una nueva generación de rebeldes ingresa a los atelieres parisinos y regresa a las pasarelas de Londres, augurando larga vida a los modismos del underground.
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