Eva Sealove y Chelsea Jones, ambas de 25 pirulos, son dos artistas con base en Los Ángeles, Estados Unidos, que han ganado sonada repercusión por su proyecto conjunto: Look at This Pussy, cuenta de Instagram donde la dupla reúne imágenes de objetos con formas vaginales. Fotografías tomadas por ellas o gentilmente cedidas a diario por algunos de sus 75 mil seguidores, donde un raviol al pesto se asemeja a una vulva; también una servilleta, un sillón, bolsillos, tulipanes, manzanas, la boca de un elefante, la nariz de Papá Noel, el mapa de una salida de emergencia… En fin, si algo evidencia el experimento es que, con suficiente atención, todo puede ser un coño. De modo menos explícito que la –literalmente– grandiosa hon-en katedral, de Niki de Saint Phalle, eso también hay que decirlo, y evidentemente más en sintonía con los evocativos y sensuales motivos floreales de Georgia O’Keeffe…

Sin más, el leitmotiv de la propuesta deja en claro que “casi nada no es una concha”, y la encontrada iconografía femenina le da la diestra, sin caer –por cierto– en el mero juego de similitudes. Finalmente, Sealove y Jones se proclaman “militantes contra la vergüenza”, “pro-placer”, “pro-sexo”, “pro-aceptación”. “Nuestro foco está ciento por ciento puesto en normalizar la anatomía femenina”, subrayan, sin dejar de anotar que la censura de cualquier expresión femenina en redes tiene un efecto estigmatizante, que ellas buscan combatir. Sobrados son los ejemplos en el mismísimo Instagram, donde fotos de madres dando la teta, colas con pocitos o manchas menstruales han sido eliminadas sin consideración ni miramientos.

“El cuerpo femenino es fetichizado más allá de cualquier realidad. Al optar por objetos vaginales, abordamos la representación y recuperamos lo que es nuestro”, esgrimen las muchachas, que se reapropian de las partes pudendas con eufemismos visuales –y textos que acompañan–, esquivando censura y celebrándose gozosamente. “Hay cantidad de ideas erróneas acerca de la vagina. Conceptos erróneos alimentados por la falta de enunciación del lenguaje alrededor del cuerpo femenino y el placer”, declaman. Y continúan su búsqueda sin par. Aunque el tesoro, evidentemente, esté a la vista, por donde se mire.