Que los emojis (emoticones) son un nuevo lenguaje, nadie lo duda. Por eso sorprende ¿lo hace? que al ahondar un poco en su composición encontremos con un mundo de muñecotes digitales que tiene algo de similar con el mundo real: la desigualdad de género.

La representación de la mujer en los emoticones es estereotipada, escasa y desigual. Según el consorcio Unicode, el 78 por ciento de las mujeres usuarias de celulares o tablets usan emojis de manera frecuente frente al 60 por ciento de los hombres. Lo hacen alrededor de 1.000 millones de veces por día, aunque a la hora de elegir alguno de los 800 diferentes tipos de dibujitos, se encuentran sólo con estereotipos. El emoji fue creado para eso, para decir. Surgió como un pictograma universal, uno que sepamos todxs, destinado a suavizar a la virtualidad e ilustrar el mensaje. Ese es el problema que están denunciando o aprovechando algunos sectores.

El año pasado, una marca de toallitas femeninas presentó una campaña revindicando emoticones femeninos para equiparar las figuras masculinas que sí tenían su representación. Propuso chicas emojis jugando al fútbol, tocando la batería, haciendo pesas o dirigiendo cine. La propuesta se viralizó a través del ‘hashtag’ #likeagirl, pero quedó allí. Una marca de jabón hizo algo similar pero dentro del acotado campo de representación femenina, solicitando que las muchachas tengan pelo rizado ante la inexcusable realidad de que todos los emoticones tienen pelo liso. Entonces, presentaron su propia colección con rulos teniendo en cuenta que una de cada tres mujeres (al menos en Estados Unidos) tiene el pelo ondulado pero, y atención a este dato en lo que respecta a representaciones, sólo al 10 por ciento de las mujeres y al 40 por ciento de las niñas les gustan sus rulos.

Semanas atrás, una firma de Internet, Google, presentó un documento con emojis que reflejen mejor el papel que desempeñan las mujeres en sectores económicos y entornos laborales: una mujer de negocios, una científica, una graduada universitaria, una nerd, una trabajadora, una mecánica, una profesional de la salud, una techie, una agricultora, una cocinera, una profesora y una música. Oficios y profesiones elegidos teniendo en cuenta la contribución al PBI o el crecimiento de la presencia femenina en los rubros laborales mencionados. “Dada la urgencia en mejorar la representación de las mujeres, se recomienda la estandarización de estos personajes lo más rápido posible”, indican en un documento público que abre esta información a toda la comunidad, elevado al Consorcio Unicode, que en la actualidad evalúa incorporar algunos de estos, junto con otros.

Actualmente hay un total de 722 emojis en Unicode 6.0, Apple amplia un poco el panorama de diversidad étnica con más de 1.393 y Facebook hace lo propio. Entre todos, deciden los dibujitos que se homologaran. La última incorporación fue 21 de junio con 17 nuevos emojis, entre los cuáles, se incluyó: una gimnasta mujer y cuatro deportistas hombres. El único emoticon destinado a la mujer fue un brazo femenino haciendo una selfie.

Esta situación fue denunciada en marzo de este año en una nota en The New York Times titulada “Emoji Feminism”. El consorcio Unicode se hizo eco, presentó un documento, justificó la propuesta y resaltó toda la documentación que indica esta gran desigualdad. Lamentablemente, habrá que esperar al segundo cuatrimestre de 2017 para ver si nuevos modelos femininos se hacen realidad. Mientras tanto, a seguir con las extrañas representaciones femeninas, mal logradas, para ilustrar los mensajes. Sino, observen a la flamenca: no lleva peineta y tiene muñones, y sin manos, las castañuelas no pueden sonar.