Vie 01.07.2016
las12

EL MEGAFONO

No habrá Justicia

› Por Marcela Durrieu (*)

Tenemos fiscales que opinan que una niña de 13 años tuvo sexo consentido; integrantes de cortes provinciales que opinan que las mujeres no pueden acceder a los altos tribunales “porque hay buenas abogadas pero no dejan de ser mujeres”; jueces que mantienen presa a Belén en Tucumán, que entregan hijos a femicidas, que no aplican la ley en el caso de una niña embarazada violada como Juana.

Ese juez de la Corte de Chubut ¿qué opinará si acosaron a una mujer en su trabajo?, ¿si le niegan empleo porque puede embarazarse? ¿Quiénes son los jueces que contribuyen a que los padres separados no se hagan cargo de sus hijos o no investigan las insolvencias fraudulentas de los maridos divorciados?

Una Corte sin mujeres es un retroceso frente a un derecho adquirido que había iniciado un proceso de cambio que no debe detenerse. Es a Carmen Argibay a quien debían reemplazar, era continuar y engrandecer su trabajo, para darle una respuesta concreta desde la Justicia a una multitudinaria marcha que se realizó 12 días antes de la votación (de los nuevos integrantes de la Corte Suprema) y para la que muchos posaron con el cartel de #NiUnaMenos.

Impugnamos a (Horacio) Rosatti y (Carlos) Rosenkrantz, como en su momento lo hicimos con (Roberto) Carles y reclamamos mujeres en la Corte, no sólo porque así lo manda la ley, el artículo 3 del Decreto 222, la Constitución Nacional y los tratados internacionales, sino porque el sistema judicial tampoco defiende esos derechos.

En el plenario de las comisiones del Senado, un día antes de aprobar los pliegos de Rosatti y Rosenkrantz, escuchamos a los miembros de todos los bloques hablar apasionadamente de la justicia de nuestro reclamo. Algunos de ellos hasta habían presentado proyectos, pero siempre terminamos siendo el pato de la boda de otras negociaciones. Se debatía ampliar la Corte para incorporar mujeres y porque el número de causas así lo requería. Era una especie de compromiso, un pacto entre distintas fuerzas con el objetivo de avanzar hacia una Justicia paritaria. A pesar de que Senadores de Cambiemos y su jefe de bloque apoyaron unánimemente la importancia de las mujeres, cual caballeros andantes, finalmente, votaron a dos varones y el gobierno salió a decir que primero había que probar cómo funcionaba la Corte con cinco miembros como si nunca hubiera tenido ese número y, como si lo consensuado en ese plenario, fuera una promesa de campaña olvidada horas después.

Esperamos que cumplan con su palabra, con el reclamo de 35.0000 firmas pidiendo más mujeres en la Corte y con las contundentes marchas de #NiUnaMenos, independientemente de la voluntad del gobierno, salvo que otra vez nuestros representantes tengan la mano enyesada para votar, despreciando sus propias convicciones. Aunque mientras negocian acuerdos políticos las mujeres siguen muriendo. No habrá Justicia para las mujeres, sin mujeres en la Justicia.

(*) Ex diputada nacional y una de las impulsoras de la Ley de Cupo. Concejal en San Isidro y referente nacional del Frente Renovador en políticas de género.

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