ENTREVISTA
será Justicia
El nombramiento de Elena Highton como miembro de la Corte Suprema de Justicia y la jura cada vez más cercana de Carmen Argibay fueron algunos de los temas del XI Encuentro Nacional de Mujeres Jueces de Argentina, que tuvo un merecido tono de festejo. Sobre la historia de esta asociación y sobre lo que queda para allanar el camino hacia la equidad habla Estela Cárcamo, actual presidenta de la AMJA.
› Por Soledad Vallejos
Once años pasaron desde la vez que –constituida formalmente como ONG– la Asociación de Mujeres Jueces de Argentina organizó su primer encuentro, un seminario-taller sobre violencia doméstica en Vaquerías (Córdoba). Desde entonces, lo que en 1991 había comenzado como la sección local de la Asociación Internacional de Mujeres Jueces fue construyendo un espacio propio a fuerza de la convocatoria de un grupo (cada vez mayor) de juezas y de la respuesta de sus pares, todas ellas convencidas de que lo que planteaban las diez socias pioneras no carecía de razón: había un denominador común de género en el campo de la Justicia y sí era posible abordarlo, analizarlo, deconstruirlo para reflexionar. Entre el viernes y el sábado de la semana pasada, fueron más de 200 las personas que revalidaron esa propuesta al asistir a dos jornadas que tuvieron mucho de regocijo profesional y que deben haberse sentido –en algunos casos– como bálsamos de esos que se imaginan y no suelen saborearse. En la apertura del XI Encuentro Nacional y III Regional (en Sudamérica, la Asociación Internacional cuenta con capítulos también en Brasil, Uruguay, Chile y Perú), la conferencia corría por cuenta de las socias fundadoras Elena Highton de Nolasco y Carmen Argibay –primera presidenta de AMJA–, a pocos días de la asunción de una de ellas en la Corte Suprema y poco después de que Argibay cumpliera con la audiencia pública en el Senado para cubrir la otra vacante en el máximo tribunal.
El encuentro estuvo dedicado a evaluar el acceso de las mujeres a la Magistratura, la violencia sexual, la venta de niños y la prostitución infantil y, sin embargo, aun cuando todos los paneles despertaron interés, la actual presidenta de AMJA, Estela Cárcamo, dice que el que más parece haber interesado fue el que tuvo por protagonistas a Argibay y Highton de Nolasco. Está por empezar otro día de trabajo en el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 18 y Cárcamo, que comprende ese interés, no puede evitar remontarse a la historia de la asociación.
–Desde AMJA buscamos temas que en la vida del desarrollo de la mujer resultan, a veces, más conflictivos, o con los que ellas tienen más dificultades, y así ha sido nuestra actividad desde que empezamos, porque uno de los objetivos es justamente luchar contra toda inequidad de género. Realmente, la legislación nacional es muy de avanzada en cuanto a las convenciones internacionales que forman parte de nuestra Constitución, pero a veces en la práctica esas convenciones no están aplicadas como debieran. Los operadores de la Justicia, en general, van concientizándose lentamente de que eso forma parte de nuestra norma fundamental. En los últimos años, paralelamente a los cursos de capacitación dedicados a la mujer como justiciable, nos dedicamos a advertir también que el Poder Judicial era un reflejo de la sociedad: había muchas mujeres en los puestos de trabajo, pero, en realidad, para arribar a los puestos de toma de decisión también tenemos dificultades. Entonces, empezamos junto con otras ONGs -como la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas- a seguir el derrotero de otras mujeres a lo largo del cual pretendíamos que se reflejaran los méritos y condiciones de las mujeres en distintas actividades de las altas esferas. Es que en el Poder Judicial, si bien en los tribunales superiores del interior las mujeres llegaron antes, la provincia de Buenos Aires tiene recién desde hace dos años a unamujer entre sus miembros, la primera de toda su historia, que es la doctora Hilda Kogan, vicepresidenta de nuestra asociación. En la ciudad de Buenos Aires, las juezas –que también son colegas, amigas y socias nuestras– están desde su constitución porque eso lo prevé la norma fundamental de la Ciudad, pero recién llegamos ahora a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
–En términos de género, ¿qué aspectos considera la Asociación como especialmente conflictivos?
–Todos aquellos que se relacionan con la mujer como justiciable, como persona que necesita llevar un conflicto ante la Justicia. Entonces, nos hemos ocupado de temas como salud reproductiva, violencia doméstica, violencia sexual, violencia en el trabajo y en el caso de los niños también, el tráfico de personas, y otros como los que involucran a la mujer especialmente fuera del hogar, porque hay muchas familias monoparentales a cargo de mujeres, y en general se advierte que la mujer es peor remunerada que los hombres, estando en igualdad de condiciones y de categoría.
–¿Cuáles fueron los temas abordados en este encuentro?
–Bueno, la cuestión de acceso femenino a la magistratura nunca había estado en nuestra temática, pero lo veníamos pensando desde fines del año pasado, cuando empezó a hablarse de que se iban a proponer candidaturas de mujeres para la Corte. En ese momento dijimos “reflejemos lo que está ocurriendo” y organizamos el panel. Tuvimos, también, uno muy interesante desde el punto de visita laboral. Y otro fue la revictimización de la ofendida, porque en esto vemos que la mujer que ha sido víctima de un delito sexual o de violencia doméstica, a veces, durante el proceso para hacer valer sus derechos resulta revictimizada por los actos procesales. En casos de violencia sexual, a veces tiene que pasar por muchas revisaciones médicas, por relatar muchas veces el caso, y no siempre la denuncia se la toman de entrada personas que sepan escuchar, que tengan el oído fino y atento. Hay mucho por hacer.
–Además de espacio de reflexión, ¿la AMJA es un lugar de empoderamiento?
–No fue nuestro objetivo. En realidad, nunca lo hicimos para eso. De entrada, la inquietud surgió –y esto está en nuestros objetivos estatutarios– por la necesidad de trabajar para la mujer, en general, por todas estas problemáticas que hemos visto que enfrentamos, por todas esas desigualdades, porque ningún tipo de discriminación es buena. En el año 2000, cuando la doctora Argibay era presidenta de la Asociación Internacional, nosotras hemos hecho un congreso que convocó a 400 juezas de todo el mundo, y los paneles no tenían nada que ver con la Justicia en sí, sino con la discriminación que sufría la mujer por distintos temas: porque era enferma de sida, porque era presa, porque era anciana, porque era madre adolescente soltera... Esa es nuestra historia. Da la casualidad, en realidad, que mujeres muy luchadoras, con mucho mérito profesional y académico creyeron en esta idea y estamos nucleadas, pero cada una llega por mérito propio. Para nosotras es un orgullo, porque son nuestras socias, pero no tenemos nada que ver con eso. También en las postulaciones para la Corte nacional hubo nombres como el de una doctora de Mendoza y otra de Rosario que no son de AMJA. Por supuesto que cuando hubo vacantes en la Corte de la provincia de Buenos Aires o en la Corte nacional hicimos llegar nuestra inquietud en el primer caso al gobernador Solá y en el segundo al ministro Beliz para que se contemplara en las futuras designaciones una representación de género. La sociedad está conformada por más del 52% de mujeres, en la Facultad de Derecho somos mayoría. No puede ser que entre tantas mujeres abogadas no haya gente capaz para ocupar un cargo. Entonces, hemos apoyado o pedido desde nuestra institución, pero también lo han hecho las mujeres de otras ONGs. Nosotras, al principio, tuvimos muchas dudas sobre crear esta asociación, porque no queríamos autodiscriminarnos, no queríamos que pensaran que queríamos hacer algo distinto o separado de los hombres, pero nos fueconvenciendo la idea y así la fundamos y entró a crecer. Espero que siga creciendo mucho más, pero como un aporte, una contribución para trabajar también con los hombres y no en forma excluyente. Entonces, en ese sentido no es para un empoderamiento, aunque me alegro de que también sirva para eso.
–Sin embargo, sí es empoderamiento en el sentido de que se trata de una institución desde la que se plantean temas de género, y se puede operar sobre eso de alguna manera.
–Claro. Hay muchas ONGs dedicadas a estos temas, pero obviamente nosotras tenemos una cuota de poder por los cargos que ocupamos, y entonces también podemos contribuir. Por eso lo estamos haciendo. Pero también hay muchas legisladoras ocupadas de estos aspectos, y también creo que se está hablando más al respecto. Se trata de un movimiento que comenzó hace unos cuantos años y actualmente se ve que la posición de la mujer, en general y lentamente, está cambiando. Sin embargo, tenemos que hacer mucho más todavía, y con gente valiosa y mujeres valiosas. Todas queremos gente que nos represente bien, porque sigue pasando que cuando el hombre se equivoca, se equivoca sólo ese hombre, pero cuando se equivoca una mujer, nos equivocamos todas las mujeres.
–¿Cuál es la evaluación que se hizo en el panel sobre acceso a la magistratura?
–En general, la evaluación es buena. Además de que se han establecido mecanismos de evaluación que tienden a evitar designaciones a dedo y sí buscan el mérito, se da todo otro movimiento, y es que las mujeres se van animando a presentarse más porque ven que hay más espacio y reconocimiento. Es como que, en la medida que son reconocidas, se ve un cierto aliento, y no como antes. La verdad es que cuando yo empecé en la Justicia había muy pocas mujeres juezas, y esto es algo que –en los casi 30 años que tengo de labor– ha ido cambiando. Antes, llegabas a ser una empleada eficiente, a lo sumo con un puesto de secretaria. Pero eso se ha ido modificando, al punto de que en este momento en Primera Instancia hay un 35% de juezas. Por supuesto que ese porcentaje, a medida que ascendés en jerarquías, se va achicando, pero en segunda instancia ahora hay alrededor de un 25% de mujeres –cuando hace unos dos años eran aproximadamente el 17%–, y así sigue decreciendo a medida que crece la responsabilidad. Te decía, hay mucho que hacer, y estamos en eso.
Mientras tanto, el mismo día en que Elena Highton asumía en la Corte Suprema –y apenas dos días después del Encuentro de AMJA– los diarios de Entre Ríos publicaban: “Dos mujeres ocuparán las vacantes en el Superior Tribunal de Justicia” provincial, habida cuenta de que el gobernador Jorge Busti expresó su compromiso de reivindicar la igualdad de género en el poder del Estado” anunciando que postulará a las doctoras Susana Medina de Rizzo y Leonor Pañeda como candidatas.