SOCIEDAD
Patricia Merkin, Denise Mota y Jo Rogge son tres mujeres que editan revistas –en la Argentina, Brasil y Namibia, respectivamente– que después venden personas que viven en la calle. El medio de comunicación, en este caso, funciona exactamente como un medio que sirve para unir y transformar las dos puntas de la ecuación: quien está “afuera” y ofrece y quien está “adentro” y compra.
› Por Sonia Santoro
Ocas significa casa para los brasileños. Hecho en Buenos Aires da la idea de un proceso de trabajo. Big Issue le da entidad de gran tema a lo que sucede en las calles de Namibia. En los nombres de estas revistas está presente aquello que falta a gran parte de sus hacedores –gente sin techo– pero también el proceso por el que se les propone salir de esa situación y la mirada con la que se pretende conectarlos con sus lectores para generar un cambio social. 25 Integrantes de la Red Internacional de publicaciones de la Calle (INSP) se juntaron en la ciudad de Buenos Aires el mes pasado, para hablar de estas empresas sociales que permiten a personas socialmente excluidas ganar un ingreso vendiendo publicaciones de calidad. Anunciaron también el lanzamiento de Street News Service, un servicio de noticias independientes.
La INSP es una red mundial con sede en Glasgow, Escocia, que une a unas 55 publicaciones de 27 países. La red vende unos 28 millones de ejemplares anuales y da trabajo a unas 10 mil personas en situación de calle o desempleados. La fórmula es sencilla: un equipo de periodistas profesionales escribe la revista y otro de vendedores –gente de la calle– se ocupa de comercializarla, además de tener un espacio en la publicación para la expresión, ya sea en fotos, pinturas o escritura. “La comunicación une las dos puntas: los que están fuera con los que están dentro de la sociedad”, dice Denise Mota, editora de Ocas, revista de la calle de Sao Pablo y Río de Janeiro, que tira 6500 ejemplares por mes y es vendida por unas 60 personas. “No es lo mismo cuando compras un encendedor que cuando comprás un medio de comunicación. Entonces, en esa relación de cosas, en ese vínculo, en ese segundo que la persona compra una revista de una persona que no tiene, se da una especie de combustión de cambio social que tiene una dinámica más poderosa que si no fuese un medio de comunicación”, apunta Patricia Merkin, directora de Hecho en Buenos Aires, revista que tiene una tirada mensual de 30 mil ejemplares y facilita la inserción social a unos 250 vendedores.
Jo Rogge, directora ejecutiva de Big Issue Namibia, Africa, y miembro del comité ejecutivo de INSP, es la tercera entrevistada en esta mesa de publicaciones de países “tercermundistas”. Big Issue tira 3 mil ejemplares y ayuda a unas 90 personas, en un país que tiene alta mortalidad por vih-sida y en donde la expectativa de vida al 2001 era de 43 años para los hombres y 39 para las mujeres.
–¿Cómo es la gente de la calle en sus países?
Jo Rogge: –Tenemos un desempleo de un 60 por ciento entre la población de 18 y 25 años. No tienen ningún futuro. Entonces, tenemos una sociedad en la que las familias ayudan a otras personas dentro de la familia. Pero la cuestión del vih-sida también es un problema porque las familias ya no pueden ayudar a sus miembros, la gente necesita más dinero para ayudarlos. Por eso no tenemos una gran población de gente en la calle. Pero el problema de desempleo es muy grande. Entonces, tenemos vendedores de la calle y gente que no tiene trabajo.
–¿Qué repercusión tuvo la revista?
J.R.: –El cambio en la vida realmente se da más en la gente que simplemente no tiene trabajo, como un viejito que tiene 7 nietos y necesita ganar mucho dinero para ayudar a su familia.
Patricia Merkin: –Es sorprendentemente igual en estos países el mensaje respecto del cambio que los vendedores atraviesan cuando empiezan a trabajar. Trabajamos con personas que no solamente están en la calle sino que no tienen trabajo, no tienen oportunidades. Cuántos vendedores nuestros tienen 7 u 8 hijos, apoyan a su familia, y hacen un esfuerzo importante. Y ese esfuerzo hace que no solamente esa persona esté cambiando en ese momento y ganando dinero sino que está transmitiendo un cambio de mentalidad para su familia, y eso es fundamental.
Denise Mota: –O empiezan a volver porque cuando empiezan a trabajar en la revista se sienten bien de poder poner cosas dentro de casa porque hay un tema muy fuerte de autoestima.
–¿Tienen datos acerca de la cantidad de mujeres que trabajan?
P.M.: –Tenemos un 70 por ciento hombres y 30 mujeres, sin embargo, estamos trabajando para captar más población de mujeres porque vemos que ellas tienen una actitud muy buena para vender y el proyecto les sirve mucho.
J.R.: –En nuestro país las mujeres saben que necesitan ayudar a la familia y siempre tienen eso en su cabeza. Los hombres sólo necesitan dinero para hoy, nunca piensan en mañana. Pero las mujeres siempre están pensando en mañana, en los hijos.
–Además de las revistas, ofrecen otros servicios a los vendedores.
P.M.: –Los servicios están para acompañar el proceso de la persona.
D.M.: –Porque el tema de vender tampoco es fácil. Uno escucha en el inicio del proceso muchos no, y es una población que está acostumbrada a escuchar no toda la vida, no se engancha en un proyecto para escuchar más no. Hay que ponerlos en sintonía con otra realidad, que ahora van a empezar un proyecto suyo y que el no viene pero el sí también; es un proceso psicológico muy lento y hay mucha gente a la que hay que acompañar.
–¿Cómo se plantean la elección de los contenidos de sus revistas?
J.R.: –La mayoría son notas de problemas sociales pero también una mezcla de entretenimiento, personalidades, desde un foco independiente.
P.M.: –Vos sabes que tu lector es un tipo que le interesan otras noticias, que le gustan ver temas diferentes, proyectos comunitarios y sociales pero también le gusta leer una entrevista a una artista. Pero tenemos que unir al vendedor con el lector, tenemos que poder generar la combustión y esa combustión tiene que estar dentro de los límites éticos.
D.M.: –Ocas tuvo una discusión con el primer número porque fue con Walter Salles, el director de la película Diarios de motocicleta, y lo hicimos a propósito porque queríamos unir ya de entrada alguien que es muy exitoso, muy rico, de familia de banqueros, en una revista de calle. Y la combustión se dio por otro lado porque se preguntaban qué es eso, qué trabajo social van a hacer poniendo un banquero en la tapa. Está bien jugar un poco con esto. Salir de los prejuicios. Por qué un banquero no puede hablar de la calle, por qué Chico Buarque no puede hablar de la violencia, por qué una niña de calle no puede estar en la tapa.
Encuestas más o menos caseras encaradas por estas tres revistas entre sus lectores tuvieron también algunos puntos en común: son muchas las mujeres que compran y lo que más les gusta son las páginas de los vendedores. Aquellas donde encuentran sus historias, sus producciones. Esas que les permiten conocer un poco a esa persona que se les acerca, cuando está sentada/o en un bar o en el subte, para ofrecerles el comienzo de un vínculo que los transforme a ambos.
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