DEPORTE I
Jeannie Longo es considerada la mejor ciclista de todos los tiempos, puesto que supo modelar a lo largo de treinta años de carrera(s) que no piensa detener a pesar de estar a punto de cumplir 50 gloriosos años. Recortada su figura entre el mar de testosterona que inunda el ciclismo –y el deporte en general–, esta mujer tiene una hinchada propia que ya se ilusiona con verla pedalear en los Juegos Olímpicos de 2008.
› Por María Mansilla
Dicen que hasta sus rivales le piden autógrafos. Es que la ciclista francesa Jeannie Longo, famosa por pedalear en situaciones de persecución y contrarreloj, tiene un palmarés exquisito. Se consagró 13 veces campeona mundial, 52 veces fue campeona nacional, fue Nº 1 en el famoso Tour de Francia durante 3 años seguidos, batió records en 38 oportunidades y guarda muchas medallas de los Juegos Olímpicos. Suman 1008 las victorias de toda su carrera, que lleva más de 3 décadas. Es, por si hace falta aclararlo, la figura más importante del ciclismo femenino mundial.
“Se puede considerar como la mejor ciclista de todos los tiempos”, corrobora Jean-Paul Vespini, autor del Manual tutor del ciclismo, y lo hace precisamente en un capítulo dedicado a “Los Súper”, los que pueden ganarlo todo. Sola en el mar de testosterona en el que nadan ilustres de este deporte como Coppi, Indurain, Hinault y Armstrong (ex pareja de la cantante Sheryl Crow), el de Jeannie es el único nombre de mujer de la extensa lista. Longo no sólo brilla entre las y los 30 mejores deportistas franceses: ocupa el puesto Nº 7 entre los favoritos de la gente, según sondeó el diario deportivo L’Equipe. La dama también tiene su lugar en el prestigioso Museo (de cera) Grèvin como una de las personalidades más relevantes del siglo XX; el certamen distingue a representantes de todas las disciplinas, y ella está en la de “Deporte”, junto a Pelé.
El 31 de octubre cumplirá 49 años, y “la Navratilova del ciclismo” sigue pedaleando. La hinchada aguarda su próxima jugada: ¿participará en Pekín 2008, durante los Juegos Olímpicos?
Gran parte de sus logros los obtuvo ya estrenados sus 40, como bien se encargan de remarcarlo los medios periodísticos que adjetivan su carrera como “longeva”, “veterana”, “dilatada”, además de deslizar que la deportista no ha tenido hijos. “Es que si dejo de correr, Patrice no me querrá más”, dijo alguna vez refiriéndose al hombre que le cambió la vida. Patrice Ciprelli y Jeannie Longo se conocieron porque él era su entrenador de esquí, deporte con el que Longo debutó y dejó en claro su estirpe. En 1979, convencida por quien después sería su marido –y su masajista, su preparador físico, su consejero, su amigo– subió a la bicicleta. Pero no sólo compite por amor a Patrice y al deporte; Longo también tiene en su interior una información genética imbatible: su papá, cuando tenía 75, se tiró en parapente desde el Mont Blanc. Su mamá era profesora de piano.
“Tuve la posibilidad de crecer en un medio ambiente privilegiado, en el macizo del Mont Blanc –contó–. Una alimentación sana, deportes y un aire montañés seguramente fueron la base de la solidez de mi organismo. A los valores que me enseñó la naturaleza les debo la longevidad de mi carrera. Pero creo que una nutrición sana y una buena higiene de vida no deben ser exclusivas de los deportistas, conciernen a todos los que tienen ganas de sentirse bien.”
Es consecuente con los principios que la naturaleza le sopló al oído de chica: vive en una cabaña en Grenoble (Francia), cría cabras, estudia las flores. Colabora con todas estas organizaciones: de ayuda a personas en situación de exclusión, de donación de órganos, de lucha contra el cáncer, de infancia desprotegida. Algunos de sus trofeos se volvieron prácticos lapiceros. El sótano de su casa es un estacionamiento de bicis viejas que casi nunca visita.
Cuando le preguntan cómo puede recuperar el deporte femenino la visibilidad de otros tiempos, ella propone: “‘Dinamitar’ el medio ciclista, que es tan machista. Imponer un cupo femenino y responsabilizar a las mujeres”.
A pesar de todo se considera una inadaptada. “No me siento en armonía con la sociedad actual, y es por la falta de instinto, el dinero y los engaños... Hay demasiadas normas y la nivelación es para abajo. Las decisiones ya no son tomadas con corazón. Yo me entiendo con todos los que hablan con el corazón. Otra razón por la que no estoy en armonía con esta sociedad es a causa del poder de la informática.”
Si no hubiera sido ciclista, cree que habría sido “pianista, panadera (con horno a leña), naturalista o guardia forestal”. Además de deportista, Longo se graduó en Matemáticas y en Economía del Deporte. Muchos gimnasios llevan su nombre: a ella le hace gracia imaginar que las generaciones futuras verán sus iniciales y querrán saber: ¿quién es esa mujer?
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