CLASIFICADOS
› Por Roxana Sandá
A la nueva secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera), Stella Maldonado, se le presenta el desafío histórico de resolver con altura la paritaria nacional docente. Sin duda se trata, como ella misma lo define, “de un largo anhelo”, por tratarse de “una de nuestras demandas cuando fue la marcha blanca, en 1988”. Entonces regía una ley de paritarias que nunca fue operativa, ya que ni siquiera se adhirieron las doce jurisdicciones previstas. Este año, a partir de la reglamentación del artículo 10 de la Ley de Financiamiento Educativo, que establece un ámbito de negociación colectiva nacional para discutir salario y condiciones de trabajo, se espera remontar un barrilete pesado, con el valor de acuerdos homologados en el Ministerio de Trabajo. Sólo ocho provincias tienen paritarias, lo que sin embargo para Maldonado representa una ventaja, “porque tener pisos de acuerdo favorecerá a las provincias con más atrasos”. La docencia reclama urgentemente la discusión del piso salarial y desdeña un techo, porque “en la Argentina el problema no son los sueldos, sino la concentración de la economía y la desigualdad”, plantean en la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). Los reclamos de los y –sobre todo– las docentes no son bien vistos por el Ejecutivo, según se comprobó durante el primer encuentro entre la presidenta Cristina Fernández y la dirigencia de la CTA. ¿Pero hasta dónde puede dársele la espalda a lo que Maldonado define como “anomalías graves”? Es grosera la estadística de pagas completas en negro sobre todo el territorio nacional; los pagos en ticket canasta aún persisten en provincias del NOA y el piso salarial para un docente que se inicia en la profesión es de 1040 pesos. “Tiene que haber un aumento de, al menos, un 30 por ciento”, advierte la dirigente. Tras diez años de congelamiento, todas las fichas están puestas en que la Ley de Financiamiento Educativo impulse la recuperación docente de aquellas regiones más postergadas. Los 25 ministros de Educación del país que integran el Consejo Federal prometieron no empardar la discusión de un nuevo piso salarial que oficie como base para abrir el juego en cada una de las provincias. En tanto el Gobierno les pide mesura a las quejas docentes, muchas escuelas argentinas siquiera recibieron los artículos de limpieza básicos correspondientes a la partida 2008, para poder reabrir sus puertas. El proceso de la paritaria es histórico porque avanza sobre condiciones de trabajo dignas, pero también, como dice la maestra María Isabel Ortega, de San Juan –donde hay paritaria docente desde 2000–, “porque nos posiciona como colectivo de trabajadores de otra manera. Que los docentes podamos ser autores de la legislación es una experiencia desafiante”.
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